El sábado a las 2:00 p.m. fue la última vez que Ángel Olivares habló con su hijo Walter (22). El joven le comentaba las incidencias del bautizo de su niña de dos años. Su padre no había podido asistir a la iglesia donde se celebró el sacramento porque vive en el estado Barinas.
Sin embargo Kenny Olivares (28), hermano de Walter, sí asistió a la misa. A la salida de la iglesia donde bautizaron a la niña; Kenny, Walter y otros miembros de la familia entraron al Mc. Donald’s de la avenida principal de La Urbina a almorzar. Mientras comían Walter recibió una llamada de su padre y durante la conversación un joven de contextura delgada, que llevaba un chaleco de mototaxista y un casco integral, entró al negocio, sacó la pistola y amenazó a los comensales con matarlos si no les entregaban las carteras y los celulares.
Los pocos clientes que comían a esa hora en el local gritaron. Walter interrumpió la conversación que sostenía vía telefónica con su papá y abrazó a Kenny, a su hija y a su esposa para que no los lastimaran. Los hermanos se pusieron nerviosos cuando iban a entregarle las pertenencias al pistolero que al ver su actitud les disparó. Kenny fue trasladado al hospital Luciani de El Llanito, mientras que su hermano menor murió en el sitio.
«Mi hijo me dijo que me llamaría después porque se suscitó una situación irregular en el restaurante. A los 10 minutos me llamó su esposa, casi no podía hablar porque estaba con una crisis de nervios. Solo dijo. Me mataron a Walter e hirieron a Kenny. Anoche viajé de Barinas a Caracas para retirar los cadáveres. El hampa me los quitó. Se llevó una parte de mi. Solo me queda una hija», dijo el padre de los jóvenes asesinados.
Con este doble homicidio suman ocho las personas que han muerto en circunstancias violentas en las últimas 48 horas en el municipio Sucre.
DC|EU