El escritor sueco Henning Mankell, maestro de la novela negra nórdica y uno de los narradores más leídos y celebrados de Europa, ha fallecido este lunes en Gotemburgo a la edad de 67 años, según informó su editor sueco, Leonhart. El creador del inspector Wallander padecía un cáncer que le fue diagnosticado en 2014. Un proceso que decidió compartir en el libro Arenas movedizas (Tusquets) y que vivió como un duelo frente a la muerte.
Con los casos del inspector Wallander —que relató en libros todos ellos publicados por Tusquets, su editorial en España, como La falsa pista, Asesinos sin rostro o La quinta mujer—, la novela negra dio un salto enorme, tanto en temas como en lectores. Mankell fue no sólo un gran autor de libros policiacos, sino que, a través de sus relatos, trazó un retrato crítico de la sociedad europea contemporánea. Sus obras tratan temas como la integración de los inmigrantes, la violencia de género o el profundo malestar que se oculta debajo de la aparente perfección de los estados nórdicos.
Sus novelas, normalmente voluminosas aunque se devoran a velocidad de vértigo, han vendido unos 40 millones de ejemplares en todo el mundo. Mankell fue también un importante autor teatral y de libros para niños y su compromiso social fue mucho más allá de la literatura: dirigió durante años el Teatro Nacional de Maputo, Mozambique y el desarrollo de África fue una de sus grandes obsesiones. En total publicó unos 40 libros, que han sido traducidos a cuatro decenas de lenguas.
«Son los otros quienes han inventado que Suecia es una utopía”, señaló en una entrevista con este diario en 2005. “Luchamos contra los mismos problemas que en España o Portugal, con la única excepción de que nosotros nunca hemos tenido una dictadura. En mis libros intento dar una imagen más real de Suecia. Es una de las sociedades más decentes en que se puede vivir».
«Wallander y yo no nos parecemos mucho»
En cierta medida, el inspector Kurt Wallander puede ser considerado unalter ego del propio Mankell.»Wallander y yo no nos parecemos mucho. Sólo tenemos tres cosas en común: la misma edad, nos gusta la ópera italiana y trabajamos mucho», aseguró en la citada entrevista. Sin embargo, ambos comparten una visión oscura de la sociedad en la que viven, aunque eso no impidió actuar a ninguno de los dos para hacerla mejor.
El inspector, que fue interpretado por Kenneth Branagh en una de las series de televisión que se inspiraron de sus trabajo, es un trabajador infatigable, que lucha no sólo contra los criminales, sino con el propio sistema, para resolver casos que, al final, demuestran el profundo malestar que late bajo la superficie de Europa.
Las 11 novelas del inspector Wallander, impecablemente traducidas al castellano por Carmen Montes Cano, transcurren en la ciudad sueca de Ystad, cerca de Malmo, en la que organizan recorridos turísticos dedicados al personaje. La serie termina con El hombre inquieto, en la que el inspector se retira y cede el testigo a su hija Linda, que protagoniza la duodécima novela de la serie, Antes de que hiele. En su conjunto, forman un fresco impresionante de la Europa actual, una lectura imprescindible para entender los mecanismos que llevaron al continente a vivir la mayor crisis social y económica desde el final de la II Guerra Mundial.
Aunque no fue el primer autor de novela negra nórdica que cruzó fronteras, sin el gigantesco éxito que alcanzaron sus libros en los años noventa no puede entenderse este fenómeno, que ha llenado las librerías de medio mundo desde entonces. Muchos de los temas que Mankell trataba en los casos del inspector Wallander han ido marcando la agenda europea, por ejemplo la inmigración. Ya en 2008 afirmó en Madrid, con motivo de la entrega del premio Reina Cristina de Suecia, que «la inmigración debía ser un problema asumido por Europa en su conjunto».
En Arenas movedizas, su último libro editado en España, Mankell creó el arco de su vida a través de varios de los primeros hallazgos que marcaron su existencia personal, colectiva y literaria. El libro es un rompecabezas de historias donde cuenta que los recuerdos infantiles y juveniles le sirvieron para afrontar la enfermedad. “Puede que no me atreviera a pensar en el futuro. Era territorio incierto, minado. Así que volvía continuamente a la infancia”, escribió.
Mankell nació en Estocolmo el 3 de febrero de 1948, aunque pasó gran parte de su infancia en una comunidad rural, Sveg, donde fue trasladado su padre, un magistrado. Fue marino mercante en su adolescencia y empezó su carrera literaria como autor teatral, aunque no comenzó a publicar las novelas de Wallander hasta 1991, cuando tenía 43 años.
Su compromiso político no se limitó a África: fue un gran defensor de la causa palestina y fue uno de los intelectuales que se encontraban en la flotilla abordada por la marina israelí cuando trataba de romper el bloqueo de Gaza, un ataque que acabó con nueve muertos y decenas de heridos. «Ningún bloqueo de la historia ha perdurado eternamente. Nadie acepta la sumisión. Tarde o temprano, a Israel le ocurrirá lo mismo que al sistema del apartheid en Suráfrica», señaló entonces, en unas declaraciones recogidas por la agencia France Presse. También aplicó ese mismo sentido de la solidaridad al cáncer y escribió varios artículos, de una sobrecogedora sinceridad, sobre su enfermedad y sobre aquellos que padecen el cáncer en soledad.
Según su editorial sueca, Leopard, que fundó el propio Mankell con Dan Israel, el autor murió durante la noche. Le sobreviven su esposa, Eva Bergman (hija de otro nombre universal de la cultura sueca, el cineasta Ingmar Bergman), y su hijo, Jon. «La solidaridad con aquellos que necesitaban ayuda recorre toda su obra y marcó sus acciones hasta el final de sus días», prosigue la nota de la editorial.
DC/El País