- Las chicas no son exámenes: Mientras que parece obvio mencionar esto: ninguna mujer se excita ni llega al clímax de una manera específica. Si has tenido suerte con tu ex novia y la anterior, no quiere decir que debas utilizar las mismas técnicas con la actual. Ahora, no dudamos que tu lengua haya tenido buenas reseñas (y sinceras), pero esas reseñas no fueron hechas por la mujer cuya opinión te interesa ahora. Así que deja de pensar en ella como un problema matemático, y busca otras maneras para complacerla.
- El sexo no es Facebook: No te va a dar constantes cambios de estado. Mientras que no hay nada malo en preguntarle qué le gusta, hay un límite de cuantos ‘¿así está bien?’ una mujer puede tolerar. Una vez que empieces a identificar los gemidos, los patrones de rerpiración y los movimientos de las extremidades, ni siquiera sentirás la necesidad de preguntarle si le gusta o no.
- El juego previo: En exceso puede hacer sentir como un costal de papas. Hay una delgada línea entre anticipación erótica y la evaporación de la chispa sexual. Además, si pasas mucho tiempo entre sus muslos, no tendrá, ni la energía, ni la voluntad para estar arriba de ti y darte la noche de tu vida.
- Baja el ritmo: Al contrario de lo que seguramente has escuchado, actuar como un adolescente hormonal no te llevará a ningún lado. Entendemos que estés apurado y excitado, pero no nos gusta un ritmo acelerado ni un baile lentísimo. Encuentra un balance y aprovecha su deseo, no lo elimines con tus prisas.
- Olvida las reglas: Por alguna extraña razón, la mayoría de las personas tienen ciertas reglas: “Ten sexo después de la tercer cita”, “nunca dejes que una mujer se quede a dormir la primera vez”, “siempre debes tener el control” ¿por qué? ¿Quién quiere tener sexo de acuerdo a un par de reglas? No hay teorema de pitágoras para el sexo.
Debes tomar en cuenta estos puntos, pero las reglas están hechas para romperse. Claro, siempre y cuando te cuides, ¿no?
DC|EM