La presidenta de Argentina puede considerarse la madre de la derrota de su candidato al sucederla en la Presidencia de Argentina, Daniel Scioli. Cristina Fernández también está en condiciones de asumir como propio el fracaso de su jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que aspiraba a ser gobernador en Buenos Aires, la provincia que concentra el 38 por ciento del padrón electoral.
En la misma línea, la viuda de Néstor Kirchner debería entonar el «mea culpa» y reconocer que imponer como candidato a vicepresidente a Carlos Zannini, su secretario Legal y Técnico, también fue un error. «El chino», como se refieren a él amigos y enemigos, no le sumó un voto a Scioli y visto lo visto, se podría pensar que más bien se los restó al encarnar la imagen del kirchnerismo más duro.
No hay duda de que la presidenta de Argentina es la gran derrotada junto a sus elegidos en estas elecciones (las listas de legisladoras también corrieron por su cuenta). Cristina Fernández fue el corsé que ajustó a Daniel Scioli, un hombre al que despreció en público y únicamente aceptó para sucederla porque las encuestas aseguraban que era el candidato perfecto.
Pero ese candidato y su potencial sufrieron en campaña los reveses de una mujer que colaboró poco o nada en ayudar a un hombre cuya misión era captar votos en los sectores moderados. Difícil de lograr con una «jefa» que no dudo en hacerle el vació cuando amagaba con dar un giro de moderación a su discurso. Tampoco parece que le echara una mano cuando las últimas semanas la presidenta se zambulló en una carrera intermitente de «cadenas nacionales», una práctica de autobombo que provoca más rechazo que simpatías en la audiencia.
La decisión de Cristina Fernández de que nadie compitiera en las Paso (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) contra Daniel Scioli fue suya, como suyo fue el apoyo a Aníbal Fernández cuando se destaparon las declaraciones de un par de arrepentidos que le vincularon con una red de narcotráfico. Pese a ello y a ser consciente de la pésima imagen que tiene su jefe de Gabinete, la presidente le sostuvo.
Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Nueva Mayoría advierte que este resultado supone un «impacto si precedente para el kirchnerismo» ya que las otras dos derrotas que tuvo fueron en elecciones legislativas de medio término». Sergio Berensztein, coincide con su análisis y va más lejos: «Estamos en otro país. Argentina votó cambio para tener mayor democracia y moderación». El escenario actual es el descrito pero la hora de la verdad, la que determinará quién sucederá en la Casa Rosada a Cristina Fernández de Kirchner, será dentro de tres semanas. Hasta entonces, habrá que esperar.
DC|ABC