Hoy es el día de hacer
Tus hechos hablan tan fuerte que no me dejan escuchar lo que dices. Esta es una máxima de la sabiduría popular que desnuda el reto de los mortales a accionar, a hacer, en contraste con sólo desear o prometer.
La semana pasada recordé a Pablo, apóstol del primer siglo, quien dijo a un grupo de creyentes cristianos:…yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago (hoy): olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante. (Filipenses 3:13 VRV). Como se observa, Pablo conjugó el verbo hacer en primera persona (pero una cosa hago). No era asunto de que otros hicieran, se trataba de que él hiciera.
En la primera entrega compartí que hoy es el día de olvidar, evitando construir nuestro futuro sobre la base de recuerdos ingratos o memorias de logros que ya forman parte de la historia.
Pero también hoy es el día de hacer, de actuar. ¿Hacer qué? Hoy es hora de reflexionar dando gracias por el inventario de lo bueno y lo no tanto que te ha tocado vivir, sabiendo descubrir en el trasluz de las nubes el sol que resplandece en su retaguardia y que luego de los episodios aciagos hallarás una complicidad divina que cooperará para tu bien. En 2008 inesperadamente mi mamá falleció, y a pesar del dolor, las lágrimas y la impotencia humanas que aún a ratos me asaltan he comprobado la fortaleza sobrenatural que Dios otorga cuando nos refugiamos en Él. Definitivamente nuestro Creador se especializa en transformar las pruebas en triunfos, a juzgar por la cosecha de crecimiento, madurez y refrigerio al alma que Él produce en quien confía en Él. ¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo. (1 Corintios 15:57 NTV)
Día de hacer también es tiempo para despertar del letargo espiritual, de enderezar tu caminar; de reconocer que hay Alguien superior a quien necesitas y que sin Él, sin Dios, tu vida gira en torno a la búsqueda inconsciente de placebos que nunca sacian de fondo el abismo del alma, hondura que por tener el tamaño de Dios, únicamente Él por medio de Jesús puede remediar. Un verdadero cambio en tu familia comienza contigo al acercarte intencionalmente a tu Diseñador.
No sólo serás capaz de ver cambios en tu núcleo familiar al permitirle a Dios gobernar tu vida; día de hacer también significa tiempo para dar el siguiente paso: estando en paz con Dios podrás colocar tu excelente contribución para vivir en paz con tu prójimo. En el caso de nuestra amada Venezuela esto se traduce en reconciliación. Hoy sólo escuchamos términos como división, contiendas, disensos, exclusión, odio y resentimiento. Es hora de permitir que al calor de las legítimas diferencias provocadas por las preferencias político-partidistas se imponga un encuentro de los venezolanos en torno a una realidad superior a la humana, capaz de hacernos quitar la camiseta verde, roja o azul de la organización política afín, y vestirnos del atavío nuevo y espiritual, de amor, perdón y reconciliación que Jesús ofrece a todos los que le siguen.
Que tus hechos hablen alto. Si quieres cambios en tu vida, en tu familia y en tu nación, devuélvele a Dios la capitanía que Él merece como Creador y Redentor de tu alma. No lo dilates más. Hoy es el día de actuar.
No le pierdas la pista al cierre de esta trilogía la próxima semana.
DC / Raúl Parra / rlpt10@yahoo.es / @RaulParraT