Sufrir el ataque de un tiburón parecía, hasta hace poco, la peor de las maldiciones. Pero para Eugene Finney fue lo contrario. Después de varios días del incidente, se trató en un hospital la cicatriz que le dejó la embestida y en el nosocomio le detectaron un tumor. El hecho fue difundido en Facebook.
Según contó Eugene, convertido en una tendencia de Facebook, decidió disfrutar de sus vacaciones junto a su hija, Temple, de 10 años; su hijo Turner, de 6; y su novia, Emeline McKeown, en una playa de California.
Mientras se estaba bañando en el balneario con su hija, observó una ola particularmente grande que se acercaba; entonces, atinó a sumergirse por encima de esta con la finalidad de dejarla pasar.
Fue entonces que un gran rasguño en su espalda comenzó a fastidiarlo. A esto se sumó que su visión se nubló y solo pudo pensar en mantener a Temple entre sus brazos para protegerla de la ola. Tras recuperarse, decidió firmemente buscar tierra firme.
“Ese tiburón o algo diferente me golpeó. Recibí un mensaje de la madre naturaleza. Si no me hubiera atacado el tiburón, no hubiera ido al hospital, y nunca hubieran detectado el tumor (…) hasta que hubiera sufrido metástasis y, para entonces, hubiera sido demasiado tarde», relató Finney a The Washington Post.
Esto desató miles de comentarios en Facebook, en donde se filtraron las fotografías del particular incidente.
La respuesta del hospital
Luego de varios días del incidente, Eugene Finney buscó ayuda en un hospital de Massachussets. Esta visita le cambió la vida.
Los empleados del sanitario le hicieron un escaneo de rayos X y le hallaron un tumor cancerígeno. Ahora, Eugene se encuentra en pleno tratamiento para erradicar el mal.
DC/EN