Sabemos que, salvo el agua, cualquier alimento o bebida que ingerimos, desde una simple manzana o un zumo de naranja, aporta calorías al organismo, pero no todos estos alimentos engordan, es decir, no todos se transforman en grasas acumuladas.
Ante esto nos surge la duda ¿Engorda el vino? La respuesta es categórica: Definitivamente no. Es más, en dosis moderadas, puede contribuir a la pérdida de peso.
Es cierto que una copa de vino nos aporta entre 100 y 150 calorías (Kcal.), sin embargo la forma en que el organismo las procesa puede hacer que esas calorías se conviertan inmediatamente en energía, sin almacenar ni un miligramo de grasa en el tejido adiposo, incluso ayudando a eliminar la ya acumulada.
Los doctores Michael R. Eades y Mary Dan Eades, en su libro ‘Protein Power’ mencionan los resultados de unas observaciones realizadas hace ya más de cuarenta años por un médico de Nueva York, quien dividía a sus pacientes en tres grupos: los que bebían vino, los que tomaban bebidas alcohólicas de alta graduación y los abstemios, que no tomaban alcohol en absoluto.
Al ser sometidos a una misma dieta los individuos de los tres grupos, pudo comprobar, reiteradamente, que los que habitualmente tomaban vino en las comidas perdían más peso y más rápidamente que los demás. El médico neoyorquino, si bien había demostrado empíricamente el resultado, manifestaba ignorar el motivo de este fenómeno, limitándose a registrarlo.
DC/V