Desde muy pequeños nuestros padres nos enseñaron el respeto como un valor fundamental para interactuar socialmente con nuestros semejantes.
El respeto es definido como el trato considerado, con miramientos hacia personas, animales o cosas por alguna cualidad que las define y establece e invita a no causarle ofensa o perjuicio.
En tiempos y circunstancias tan sombrías como las que vive nuestra Venezuela, el respeto es una de los convencionalismos de convivencia social que se ha ido desvaneciendo de nuestra sociedad.
«Ya no hay respeto por los mayores ni por las damas». «No se respeta el derecho de los demás», «No se respetan los derechos humanos».
La condición fundamental para que haya respeto en cualquier interacción es que el mismo sea reciproco, mutuo pues. Y para que en una sociedad haya respeto entre todos sus integrantes es condición imprescindible que los ciudadanos sean respetados por quienes rigen sus destinos.
Siento que en nuestro país, los ciudadanos somos irrespetados a diario por quienes nos gobiernan. Quienes disentimos o pensamos diferente a lo que aspira la clase gobernante somos tildados de golpistas, burgueses, conspiradores, pelucones, traidores, y otros epítetos a cada cual más descarado.
No se respeta a un pueblo cuando se le miente descaradamente. Cuando se le dice que vive mejor que nunca y se le somete al escarnio de hacer humillantes colas para todo.
No hay respeto por los ciudadanos cuando la constitución le garantiza la salud y al acudir a un centro de salud, no hay insumos, ni vacunas, ni medicamentos, ni médicos ni equipos.
Un gobierno que a lo largo de casi 17 años no ha podido garantizar la seguridad personal ni de los bienes de los ciudadanos, irrespeta flagrantemente a su pueblo.
Es irrespetuoso cuando se viola la constitución y las leyes, se expropia o se confisca de forma arbitraria a un industrial, productor o comerciante de su medio de producción logrado durante años de arduo trabajo y sacrificio para luego hacer de ese negocio o industria un elefante blanco quebrado e improductivo.
Es un irrespeto a la sociedad someterla a vivir de manera indigna, es irrespetuoso el abuso de poder, cuando el gobierno usa todo su aparataje, su poder y los dineros públicos para acallar a sus contrincantes políticos y para impulsar a candidatos propios.
Son muchas las muestras de irrespeto que a diario se cometen a diferentes escalas de los gobernantes de turno, es irrespetuoso cuando no se asumen los errores del gobernante y se pretende hacer culpable a otros. Por eso el 6 de diciembre, ya el pueblo está decidido hacerse respetar con el voto popular que abrirá caminos para el cambio, a una nueva Venezuela.
DC / Freddy Paz / Diputado AN / @freddyspaz