Sobrinos de Cilia Flores podrán negociar hasta un día antes del juicio

 

Desde que fueron trasladados a Nueva York, está corriendo un lapso para que Efraín Campo Flores y Franqui Francisco Flores, los sobrinos de la primera dama, Cilia Flores, negocien con las autoridades a cambio de información que permita desmantelar una supuesta red internacional de traficantes de drogas.

Pero ese tiempo tiene un límite. Según el abogado especializado en asuntos criminales Alfredo Izaguirre, en un caso de tanta relevancia como este la posibilidad de una negociación estará abierta hasta la víspera del debate oral. Es uno de los escenarios.

Campo y Flores fueron apresados en Haití el 10 de noviembre por agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), bajo cargos de conspiración para llevar a Estados Unidos un alijo superior a 5 kilos de cocaína. Esta cifra, explicó Izaguirre, es la mínima para catalogar el caso como tráfico de drogas. Si fuese menos, el delito sería tenencia.

Lo que ocurrirá el 2 de diciembre, indicó, es una audiencia en la que los representantes de la Fiscalía leerán una acusación. Ese documento, añadió, “generalmente no dice mucho, es muy breve. Solo menciona algunas fechas y la cifra de más de 5 kilos de una sustancia controlada, en este caso cocaína”.

“Este indictment (acusación) nunca dirá la cantidad precisa de droga. Eso saldrá después con la evidencia”, explicó.

Tanto Izaguirre como otros abogados consultados indicaron que lo usual es que los acusados se declaren inocentes. De esa forma, adquieren el derecho de conocer las evidencias que hay en contra de ellos. Si se declararan culpables de antemano no podrían saber si el caso es sólido.

La negociación con la Fiscalía generalmente va aparejada con una declaratoria de culpabilidad, que se da a conocer justo antes de iniciar el debate oral. Así ocurrió en 2014 con el ex juez venezolano Benny Palmeri Bacchi.

Grabado y retratado. Izaguirre indicó que las acusaciones por conspiración para llevar drogas a Estados Unidos generalmente incorporan penas de cadena perpetua, “aunque luego las penas no sean tan largas”.

Las pruebas en estos casos suelen documentar los procesos de negociación entre un mínimo de dos personas para avanzar en la ejecución de un crimen.

“Si se habla de llevar drogas a Estados Unidos, hay que probar cómo iban a hacerlo. Vigilar cuando se habla con el capitán de una marina, por ejemplo. No es simplemente grabar una conversación, sino documentar los actos para avanzar en esa conspiración”, señaló.

Dijo que los juicios en casos como el de Flores y Campo no duran más de un mes. Llamarán a declarar a agentes e informantes. También colocarán ante el jurado los videos y grabaciones, así como reportar los posibles movimientos de dinero.

“Al final quien decide es el jurado. Si la persona es inocente va para su casa. Si no, el juez decidirá el término de la sentencia”, explicó.

“Patadas de ahogado”

Para el abogado y redactor de la primera ley sobre sustancias estupefacientes del país, Bayardo Ramírez Monagas, el argumento sobre el supuesto secuestro de los detenidos en Haití no tiene asidero.

“No hubo ningún secuestro. Eso conllevaría el pago de un dinero para que los dejaran en libertad, y no fue así. Tampoco fue privación ilegítima de libertad. En este caso la detención no tendría un motivo, y se comprobó que estaban traficando drogas. Esas son, como se dice popularmente, patadas de ahogado”, afirmó.

Recordó que Estados Unidos ha aplicado en otras partes del mundo procedimientos similares al visto en Haití, pues sus agentes “se sienten con jurisdicción” sobre los que señalan como perpetradores de delitos graves, tales como el lavado de dinero, el tráfico de drogas y el terrorismo.

Añadió que los estadounidenses tomaron nota de lo ocurrido en Aruba durante la detención del ex director de Contrainteligencia Militar, Hugo Carvajal. Ahora, decidieron actuar directamente sin contar con la participación de eventuales aliados.

En su criterio, Campo y Flores no son los líderes de la organización investigada por la policía estadounidense.

“Ellos ni siquiera son los capos. Atrás de ellos hay otros más importantes que movilizaron la droga y el dinero. Gente que pudiera operar con las FARC”, advirtió.

DC|EN

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