Nueva Asamblea Nacional, por César Ramos Parra (@cesarramosparra)

Nos encontramos en la antesala de seleccionar a los nuevos integrantes de la Asamblea Nacional; vale decir, la casa del pueblo, el parlamento, la casa de las leyes. Una decisión de gran relevancia para la democracia en nuestro país y su futuro, más aún, para todos nosotros,

Cuando los parlamentos cumplen con sus funciones, se conviertan en verdaderas cajas de resonancia de los problemas que agobian al cuerpo social, en ellos se debaten y discuten soluciones a los problemas del pueblo, el cual se hace representar por sus parlamentarios, hombres y mujeres de diversos partidos y corrientes políticas a quienes los electores le confieren la función de representación a través del sufragio, universal, libre, directo y secreto  para cumplir con ese mandato representativo.

Las funciones de un parlamento se corresponden, con su rol de legislar; aprobar los ingresos y los gastos públicos, a través del presupuesto nacional; designar los integrantes de otros poderes como el TSJ, CNE, Contralor, Fiscal; controlar los actos, políticas y agentes del poder ejecutivo; ratificar los tratados con otros países; debatir temas de importancia nacional e internacional; evaluar, interpelar y solicitar la destitución de funcionarios públicos; aprobar enmiendas constitucionales. Pero es importante destacar que algunas decisiones requieren mayoría simple, la mitad más uno de los diputados, otras requieren mayoría calificada, es decir, las dos terceras partes de los 167 diputados que integran el cuerpo.

Por las razones señaladas, el aporte parlamentario a la democracia consiste en desempeñarlas de forma eficaz, no sólo a través de una organización eficiente de sus labores, sino haciéndolo de forma tal que respondan a las necesidades de todos los sectores de la sociedad.

No resulta difícil inferir la necesidad de un parlamento plural, equilibrado, representativo de todos los sectores, de ahí que la estructura interna de todos los parlamentos deba reflejar la diversidad de corrientes políticas. Esa pluralidad es la garantía de que sus decisiones deberán ser ampliamente discutidas para llegar a consensos ya que cuando en el mismo se ejerce una mayoría en forma hegemónica, dichas decisiones no siempre serán compatibles con el interés nacional.

El desempeño del actual parlamento venezolano ha estado orientado a convalidar ilimitadamente las decisiones del poder ejecutivo, a través de una bancada oficialista ampliamente mayoritaria que ha llegado a desprenderse hasta de su competencia de legislar, transfiriendo esta al ejecutivo a través de leyes habilitantes. De igual forma, la llamada “Casa del Pueblo” ha estado muy distante de ser un lugar de dialógica política, de discusión y debate, donde todas las voces son respetadas y compartidas en su diversidad. Al contrario, hemos observado espectáculos bochornosos, sólo compatibles con una situación de primitivismo político donde los enfrentamientos parecieran resolverse con el exterminio del adversario y no, a través de la regla de las mayorías.

El 6 de diciembre no se trata sólo elegir los nuevos integrantes de la Asamblea Nacional, representa la oportunidad para mantener o cambiar el rumbo de nuestro País.

 

DC / César Ramos Parra / Profesor Universitario / @cesarramosparra

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