Parece ser una ecuación simple: si hay un desequilibrio energético entre las calorías consumidas (lo que comes a diario) y las gastadas (la actividad física que realizas) engordas, así de sencillo. Pero la distancia que hay entre entender y actuar es tan grande que la gente aumenta de peso al mismo ritmo que respira.
El médico José Martins, especialista en adelgazamiento, afirma que la obesidad es una enfermedad crónica que no se cura, solo se controla, mientras que la psicóloga Daniela Brusca, del Centro Médico de Caracas, dijo en una conferencia que la prevalencia en la población es tan alta que se trata de una epidemia mundial. Desde el punto de vista psíquico es considerada una adicción, con un gran componente compulsivo.
«Cuando almuerzo un plato promedio, una proteína, vegetales y un carbohidrato y las raciones son pequeñas, me trepo por las paredes en la tarde porque no aguanto el hambre y en ese momento soy capaz de comerme un pan campesino entero yo solo. Y esa no es la cena, porque en la noche vuelvo a comer», señala Julian Sandoval, un empleado de oficina que permanece sentado casi las 8 horas de trabajo y lleva una vida completamente sedentaria.
Venezuela con cauchos
Pérez Monteverde recordó que en 2015 se determinó que casi 80% de la población en Venezuela tiene sobrepeso, y 38% de la población tiene el Índice de Masa Corporal por encima de 30. En el mapa mundial el país ocupa el sexto puesto, detrás de países como Kuwait, Estados Unidos, México y Argentina.
El Índice de Masa Corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2).
Menos comida y más ejercicio
La buena noticia es que el sobrepeso y la obesidad, así como sus enfermedades no transmisibles asociadas, son en gran parte prevenibles. Se espera, en todo caso, que los gobiernos promuevan la actividad física y el consumo de comida saludable y que la gente pueda optar por esas alternativas.
En el plano individual, cada persona puede: limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos; realizar una actividad física periódica (60 minutos diarios para los jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos, de acuerdo con las pautas de la OMS).
DC|Estampas