¿Como despertar mañana sabiendo que no estoy? ¿Cómo intentar despedirme de ti si te veo en el espejo de mi conciencia, en todo lo que soy y en todo lo que quiero ser? Aún hoy en tu ausencia eres mi fuerza y estás presente en la aspiración a dar tanto amor como diste, como fuiste, como eres y serás. Amor Total, entrega total, exigencia total.
Puedo garantizar que yo conocí el amor verdadero y lo conocí gracias a ti. Tú lo eras y lo fuiste para todos los que te conocimos. Pero de mí, hiciste tu apuesta más arriesgada, confiaste en mí cuando nadie lo hacía, me exhibiste como tu hijo cuando a los seres como yo los escondían por vergüenza. Me hiciste retar al mundo y me dijiste con confianza «Maickel Melamed a ti siempre te dirán que no». Padre, Alberto, no entiendo como será esta vida de extrañarte, pero volveré a retar al mundo y esta vez lo haremos juntos. Hoy tú no te vas, hoy tú te conviertes en legado y si le hiciste bien a quienes tuvieron el privilegio de conocerte, yo haré que todos te conozcan.
Tú me enseñaste la simpleza y a través de tu amor por la carretera, me mostraste tu pasión por esta tierra, tu Venezuela, que amaste hasta tu último y silente aliento. Porque así eras tú, cero palabras, ni bambalinas, lo tuyo era actuar y amar por medio de tu acción determinada. Menuda tarea me dejaste papá y entre el dolor de no poder tocarte para sentir la seguridad de tu abrazo fuerte y la confusión de no entender cómo se vive ahora sin ti, te digo que te amo, te agradezco y que no descansaré hasta no ver que el mundo y este rincón del mundo en el que vivimos se parezca más a ese humilde tsunami amoroso que fue tu existencia.
Te amo papá, te amo por siempre…