1. Come alimentos que quiten al apetito: como por ejemplo las manzanas, las almendras o el té verde. También es una buena opción empezar la comida con un poco de lechuga o fruta, los cuales ayudan a saciar el apetito.
2. Desayuna fuerte: deja de creer que saltarte las comidas adelgaza, de hecho, la realidad es totalmente opuesta. Aquellas personas que no desayunan tienen más probabilidades de desarrollar sobrepeso o diabetes. Así, ya sabéis, a desayunar todos y bien.
3. Mantente siempre hidratada: porque además de que es bueno para el organismo, nos ayuda a eliminar toxinas. Ten siempre una botella de agua a mano para calmar el apetito cuando te llegue. Muchas veces confundimos el hambre con la sed, inconscientemente.
4. Crea hábitos: comer en horarios regulares puede ayudar a reducir los sentimientos irresistibles de hambre, poner porciones reducidas en platos más pequeños también pueden ayudar a comer menos sin sufrir hambre más pronto.
5. Esperar a que pasen 10 minutos: muchas veces la clave simplemente es esperar. Cuando te entren esas ganas irrefrenables de comerte una tableta entera de chocolate, piensa en otra cosa y espera, el hambre se puede pasar ya que muchos de esos antojos son puramente psicológicos.
DC|CE