La cortesía de felicitación de varios países por el resultado de los comicios legislativos destacó el carácter cívico de la jornada electoral, lo que implicó un congraciamiento mecánico con el subcontinente. El gobierno de Miraflores requería de una muestra sin violencia, no militar, pacífica, para aquietar la atención de sus vecinos. Y del mundo.
La retórica latinoamericana habló: es hora de cambiar el lenguaje en Venezuela. No es la primera vez que explícitamente se lo aconsejan a Maduro; en marzo de 2014, los cancilleres de Colombia, de Ecuador y de Brasil, junto con el nuncio papal, recomendaron bajar el tono en la diatriba política y fomentar el diálogo en Venezuela.
Con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia de Argentina se activó una etapa de cambios en el sur del continente y en todo el bloque; la derrota del chavismo lo ratificó el domingo. El socialismo perdió escaños en el Parlamento venezolano; también a su máximo defensor en Sudamérica.
Quedan Ecuador y Bolivia, ambos con economías estables y prósperas en la región; en Bolivia hay amenaza, pero se respeta la propiedad privada; en Ecuador, la moneda es el dólar.
«Estas elecciones fueron muy transparentes, casi que impecables», calificó el secretario general de Unasur, Ernesto Samper, quien se deshizo en loas por el voto electrónico. A su juicio, el sistema de votación venezolano es “uno de los sistemas más seguros de Suramérica», a pesar de que en su país, Colombia, o en Brasil con poblaciones electorales de 31 millones y de 142 millones, respectivamente, la divulgación se hace en tiempo real.
Presión del Mercosur
Poco antes de las elecciones parlamentarias en Venezuela, Macri previó activar la cláusula democrática del Mercosur, aquella que versa que cuando se violan los derechos humanos en uno de sus países miembros, éste queda automáticamente excluido del bloque económico.
Brasil respondió inmediatamente: no se opuso; sutilmente amplió la advertencia: sólo hace falta ‘un hecho’ para solicitar la expulsión… una de las últimas cortesías para con el régimen de Nicolás Maduro, heredero de Chávez. Paraguay, sobre quien recae la presidencia pro témpore, afirmó que lo consideraría; su canciller es además vicepresidente de Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Uruguay vio “muy pocas posibilidades”, pero las vio.
Este hecho pudo ocurrir el 6 de diciembre. Pero no fue así. De hecho Macri descartó su idea este lunes y felicitó a los venezolanos el martes, no sin antes expresar votos por una pronta liberación de los presos políticos.
En la sala de totalización del CNE, con representantes de la MUD y del PSUV, los integrantes de la misión de acompañamiento electoral de Unasur en Venezuela presionaron por la divulgación sin más demoras de los resultados. De lo contrario saltarían el protocolo y compartirían los resultados con las embajadas, antes de la oficialización del CNE.
En voz alta
Maduro, pues, necesitaba dar muestras de apertura, de conciliación. La comunidad internacional no está dispuesta a tolerar más abusos. Agresiones no han sido sólo contra los venezolanos, también contra la dignidad extranjera:
La expulsión de colombianos en el estado Táchira, las deudas con trasnacionales (la brasileña Odebrecht en el tercer puente sobre el Orinoco, por ejemplo, o las aerolíneas extranjeras), la defensa de regímenes como el de Bashar al Asad, en Siria; la descalificación y aislamiento de órganos internacionales como la CIDH; o los ataques -también físicos- a expresidentes y legisladores (Chile, Perú, España, Colombia, por citar algunos).
Seguir callando es convalidar la arbitrariedad, un pecado del que advirtió el arzobispo sudafricano, Desmond Tutu, referencia moral de la lucha contra el apartheid. En 2014, este premio Nobel de Paz fustigó el silencio de los países vecinos.
Vítores al cambio
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, celebró la “calma y espíritu democrático” de los venezolanos y la “madurez” de la mayoría de los actores políticos.
Tras los comicios parlamentarios, el gobierno de Dilma Rousseff se refirió a Venezuela como “país amigo”. China hizo votos el lunes por la estabilidad del país. Claro, el sucesor de Maduro deberá honrar los 25 mil millones de dólares de deuda y mantener el envío de más de 300 mil barriles de petróleo a Pekín.
La Casa Blanca no dejó escapar los resultados comiciales legislativos y los interpreta como un “abrumador deseo de un cambio en la dirección del país”.
“Esta semana se inició con la noticia de los resultados de las elecciones en Venezuela. Celebramos y felicitamos al pueblo venezolano. Unas elecciones tranquilas, unas elecciones pacíficas, unas elecciones transparentes”, recalcó Juan Manuel Santos su satisfacción, desde Bogotá.
“El gobierno y pueblo de Panamá reiteran su apoyo al pueblo venezolano y respaldan los esfuerzos para asegurar el bienestar y progreso de sus ciudadanos, en el marco del respeto mutuo y la garantía de los derechos humanos”, expresó en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores del Istmo.
“Estoy seguro de que vendrán nuevas victorias de la Revolución bolivariana y chavista bajo tu dirección”, le dijo Raúl Castro a Maduro en un mensaje.
Luego de felicitar a los venezolanos, Canadá expresó desear trabajar con el gobierno de Maduro para mantener los principios del respeto a los derechos humanos.
Chile aplaudió que hayan sido los venezolanos quienes hayan “definido su presente y su futuro en las urnas”… con profundo significado plebiscitario.
Todos le recuerdan a Maduro que sus amenazas de romper relaciones con otros países, sus insultos a instituciones, presidentes y ex mandatarios, están caducos. Le recuerdan a Maduro que ahora él es la oposición. Por eso felicitan a los venezolanos.