Nunca se ha sabido con certeza la causa del hundimiento del galeón San José. La reciente fotografía de cuatro cañones en el fondo del mar contradice la versión considerada hasta ahora la más fidedigna, la del comodoro inglés Wager.
“Apenas se ponía el sol comencé a enfrentar a la almiranta (San José) y una hora y media más tarde, estando ya bien oscuro, la almiranta explotó. Estando yo a su costado, a no más de medio tiro de pistola de él (unos 70 metros) tanto así que el calor de la explosión nos llegó muy caliente hasta nosotros y varias astillas y pedazos de madera encendidos nos llegaron a bordo pero los botamos por la borda. Sospecho que la nave no explotó del todo en el incendio porque hubo poco o casi nada de fuego pero creo sus costados volaron pues causaron una ola que entró por nuestras portillas. Ella se hundió con todas sus riquezas que debieron de ser muy grandes”. Así relata el atacante inglés los detalles del hundimiento. Su intención nunca fue hundirlo, dice. Solo derribar el palo mayor o trinquete, aparejos y su velamen para inhabilitarlo, abordarlo y capturar su inmenso tesoro. Desafortunadamente para él.
El capitán inglés Brookes, del buque de fuego HMS Vulture afirma: “…cerca de ¾ de hora pasadas las cinco comenzaron a enfrentarse, estando Barue (Barú) a un rumbo SE a 4 leguas de distancia. La disputa se sostuvo hasta cerca de ¼ pasadas las 7 en ese momento la 1.ª Capitana explotó y se hunde instantáneamente”.
Otro relato inglés nos da una importante pista al afirmar que la explosión ocurre cuando la Capitana disparó la que resultó ser su última andanada. No al recibirla, curiosamente, sugiriendo quizás que explotó un cañón.
Las versiones de los españoles son menos dramáticas. De los 11 supuestos sobrevivientes del San José, seis días más tarde llegaron a Cartagena cinco. Declararon que, estando ellos sobre las velas (en las gavias) del San José, vieron fuego entrecubiertas, salvándose solo siete.
Pero no hacen mención alguna de un estallido como tal. (Hay varias cifras diferentes de sobrevivientes que oscilan desde 5 hasta 14; la bitácora del Kingston nos confirma que recogieron 7 aferrados a un mástil flotando).
El capitán de mar y guerra Pedro García de Asarta nos describe: “La Capitana se abrió y fue a pique por lo mal carenado o por la varada que dio a la salida de Cartagena para Portovelo”. Tampoco narra una explosión. Don Laureano Ximénez Moreno, comerciante a bordo de la Urca de Nieto nos refiere que vieron entre las 7:30 p. m. y las 8:00 p. m. ciertas llamas salir de la cubierta de la Capitana, las cuales asumieron eran granadas o munición y al mismo tiempo vieron fuego dentro de la nave por entre de las portillas de los cañones, y luego más fuego “pero no había acuerdo de si la Capitana se había quemado o no”. Es decir, tampoco habría explotado.
Entonces: ¿cuál versión de los hechos se acerca más a la realidad? La impresionante fotografía que ha revelado el Icanh en la cual se muestran cuatro cañones de bronce que parecen ser de 18 libras, en gran proximidad el uno del otro, nos indica que muy posiblemente el capitán Asarta estaba en lo cierto y no el comodoro Wager.
En el recientemente célebre caso jurídico de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, encontrada por Odyssey Marine Exploration frente a Portugal, sus 34 cañones así como toda su carga quedaron esparcidos en lo que serían unas 5 canchas de futbol, para imaginarse el desastre. Esto tras un desatinado cañonazo en su santabárbara (polvorín) que la hizo volar por los aires.
Esos cuatro cañones del San José, arrumados uno sobre el otro, no parecerían, a primera vista, y sin haber visto el conjunto del pecio, haber estado en una explosión, cuando el santabárbara estaba casi lleno al comenzar la batalla.
Lo que podemos especular sucedió, en base a una sola foto, es que la Capitana se abre en dos, más por el mal estado del casco que por una explosión de la santabárbara. Falta lógicamente esperar a que los investigadores y arqueólogos nos muestren más detalle del pecio, de si las maderas sobreviven aun los ataques del teredo navalis (gusano que se come la madera) y qué más nos revelan los restos de las verdaderas causas del hundimiento.
Llama mucho la atención al estudiar la foto de los cañones, la casi absoluta falta de sedimento sobre el pecio, parecen hundidos hace semanas y no siglos y esto solo se explica por una muy fuerte corriente en el fondo marino. Esto va a ser una fascinante aventura detectivesca al mejor estilo de Agatha Christie en el fondo del mar.
DC|ET