Editorial Familiar, por Luis Acosta  

Buena ocasión para hablar un poco de la Familia. En efecto, los meses de Diciembre de cada año pareciera que los nervios “dejan de estar de punta” y se acomodan para festejar los días hermosos de la Navidad. Mientras tanto, nosotros queremos echarle piropos y mejores recuerdos a la Familia.

Alguien dijo por allí “Unión de la familia: grandeza de la Patria”. Ese lema o decir, dio la vuelta al mundo varias veces y por muchas décadas. Sin embargo, hoy,  sus valores se han quedado muy atrás. En efecto, el núcleo hogareño ha disminuido en su fortaleza y al mismo tiempo, aumentado sus debilidades en toda nuestra geografía.

Este Editorial persigue contribuir a la dedicación y regreso de esa Unidad y para eso nada mejor que el ejemplo: El padre de Filimón fue hijo de un viejo bachiller del Maracaibo de los años 20. No obstante, sus hijos que eran 7 ninguno estudio. En cambio, cuando se casaron María y  Filimón sellaron un pacto mediante el cual “ La escuela y la Universidad eran sagradas”.

En efecto, nos cuenta Filimón que su hija Pancha era pedagoga, Cristina Ingeniera naval, Carolina era Ingeniera Mecánica y los 2 varones Economista y Administrador de Empresa. Filimón y María cuando los 5 hijos se graduaron, en esa parte universitaria, se sintieron felices y convencidos de que la Academia produce trabajo, cultura y bienestar para la casa original y los futuros hogares de hijos, padres y nietos.

De este modo se labran un futuro cierto en buena alimentación y tener su casa propia. Poseer un automóvil, como herramienta de trabajo y paseo. También, estimular el hábito del vestirse bien, y si es posible a la moda. Es decir, todo esto al final tiene mucho que ver con el disfrute de una buena calidad de vida. Por lo tanto, un segundo frente universitario es el logro de un master o un doctorado en cualesquiera campo industrial o académico y más, por unidad económica que por conveniencia singular.

El joven Filimón introdujo en su casa la Religión de Cristo que vibraba entre la mayoría de las familias de la comunidad. Le pareció interesante, los principios de la Iglesia: No hagas el mal, escoge el bien y se generoso. Ten temor de Dios y paga tus diezmos y asimismo, ama a tu prójimo y sé un buen ciudadano. Así, estos principios y conceptos cristianos siempre te servirán en tu vida integral y en tu parte moral y cívica.

Por otra parte, la Urbanidad de Carreño contiene la mejor pedagogía para educarse con integridad que cubre el saludo hacia el vecino y el transeúnte, el cuidado de la salud y los mejores valores ciudadanos: “Nada más importante en la vida del individuo que estar bien preparado y formado para dialogar y convivir en cualesquiera escenario del mundo”.

Un hombre elaborado para lo grande en visión y misión nacional, decían Filimón y María lo necesitamos en la Familia. Lo disfruta, estimula y sigue la Sociedad y siempre lo espera -entre sus gentes-  el Colectivo. Empero, mas que todo lo exige y pide este Mundo hermoso pero complejo y lleno de dificultades y lamentablemente, repetidas veces, ayuno de toda comprensión.

Al entrar en el meollo del colectivo se necesita tolerancia y buen humor. Conocer la vida pública y política de su ciudad y no dejarse llevar por quien trate de ganar su voluntad bajo engaño. El dicho dice: cuando hay confianza no se necesita ver. “Tenemos que regresar a nuestros viejos valores: amor a la abuela, respeto a los mayores y sobre todo: trabajar mucho”

Filimón y María tuvieron 5 hijos, 12 bisnietos  y 2 tataranietos y duraron 70 años con su feliz y único matrimonio.

 

DC / Luis Acosta / Articulista /Ex Sec. Gral. Edo. Sucre

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