El país vive una crisis terrible, el paso del desabastecimiento al caos: los puertos desolados anaqueles vacios, endeudados, sin divisas, reservas en bajo nivel; baja del ingreso petrolero, angustia ciudadana y ausencia de respuestas.
Frente a la coyuntura crítica, el gobierno anuncio un conjunto de medidas económicas, lo cual se traduce en un aumento del 20% del salario mínimo, la gasolina a 6 bs por litro la de 95 octanos y 1 bs por litro la de 91 octanos y en materia cambiaria la divisa preferencial de 6,30 a 10 bs sin explorar la posibilidad de una política, con un mercado en el que el dólar sobrepasa los 1000 bs; es decir el gobierno se retracta con un enfoque para algunos neoliberal o sencillamente expresión del desgobierno que impera en Venezuela, con medidas que no solucionan absolutamente nada. Los anuncios de Maduro dan pena ajena. La crisis continúa su curso, seguirá agravandose, generando más inflación, más pobreza y encaminado el mausoleo de un modelo en fase terminal.
Cualquier gobierno de izquierda o de derecha, apelaría al sentido común, al dialogo, a un acuerdo nacional para enfrentar la tormenta y el hundimiento de la nave; el ejecutivo de Maduro esta como el Titanic, haciendo agua, los ocupados tratando de salvar sus vidas y los músicos entonando piezas musicales con el barco hecho añicos en medio de altamar.
Este gobierno en los últimos años se auto acorralo, en la creencia de que el giro necesario y la rectificación oportuna, constituía una traición al legado del comandante y persisten en un modelo que ataca al sector privado, que confisco 7000 empresas a las que llevo a la quiebra y 5 millones de hectáreas de tierras cuya producción es hoy solo parte del recuerdo; con ello liquidaron el aparato productivo, incrementaron la dependencia en las importaciones, haciéndonos más vulnerables y menos soberanos. Con un ejemplo colocamos en evidencia la anterior afirmación; Venezuela exportaba café desde la colonia, actualmente abrimos el día con un negrito importado.
El cogollo rojo se balancea en un doble discurso, revolución y socialismo; pero buena parte de ellos se corrompieron, se enriquecieron y envilecieron su función pública, confunden partido y Estado, secuestraron los poderes públicos, abusaron sectariamente de la bondad del pueblo y como toda expresión autoritaria perdieron la confianza de las mayorías y fueron derrotados el 6D.
Todo lo expresado, es grave; pero lo peor es que el gobierno no tiene un plan frente a la tragedia nacional, se debaten en la renuncia, la lucha interna del PSUV, combinaciones para la transición y protección de intereses personales o grupales y tratando de ganar tiempo para cuadrar sus privilegios obscenos.
El reloj no detiene sus agujas con ese paquete precario Venezuela no va al mercado y la esperanza se conjuga hacia la nueva alborada.
DC / José Luis Pirela / Diputado AN por San Francisco- Zulia / @joseluispirelar