¿Ley de amnistía es ley de guerra?  Por Marlon S Jiménez García

El engendro heredero, ese pichón de dictador, que hoy está en el poder para desgracia de los venezolanos, afirmó, el miércoles pasado que: «la Ley de amnistía y de reconciliación nacional, es una Ley de guerra que profundizará las divisiones entre los venezolanos». Bestial barbaridad de idea, no podía venir de alguien más, solo de una persona como él; todos sabemos que es una alimaña comunista que obedece a los mandatos de los dictadores cubanos, que no les importa la paz ni el respeto a las libertades ciudadanas y que tienen como fin absoluto el control de la sociedad, a través del empoderamiento del poder.

 

La amnistía, desde tiempos inmemoriales ha servido para armonizar a los hombres y mujeres de la sociedad y consolidar en su consciencia la esperanza de vivir en paz y de evitar, en tiempo y espacio, todos los conflictos que pueden devenir en guerra, y por supuesto, en muerte. En el imperio romano, donde no había respeto por la dignidad humana y el opositor a esa fuerza dominante, pagaba con su vida tal osadía; allí, emperadores como Diocleciano, Maximiano, Nerón, entre otros, atacaron, acosaron a mansalva a los cristianos, hasta ordenar a sus ejércitos aniquilarlos de la faz de la tierra; a pesar, de esa fuerza siniestra, también, se abrieron espacios para disminuir la confrontación. El emperador Constantino es ejemplo de ello, amnistió a los cristianos, y más que eso, logró convertir el cristianismo en la religión oficial del imperio; Licinio, con el «Edicto de Milán», logró impedir para siempre la persecución de los cristianos, haciendo de la paz el eje central y primario del Imperio Romano.

 

Aun en las guerras, el hombre busca la posibilidad de entenderse y de fijar criterios que le den a la paz el espacio que le corresponde en una sociedad; prueba de ello, es que al finalizar la primera guerra mundial entre vencedores y derrotados, se abrieron compuertas para la paz; el Tratado de Versalles de 1919 es un indicador irrefutable; este pacto fue suscrito por más de 50 países y aun tiene vigencia. En España, después de una guerra civil de 40 años, se creó una Ley de Amnistía muy amplia, donde se hizo hincapié en la liberación de los presos políticos, así como en un alargado espectro de delitos, que incluían: actos políticos, rebelión, sedición y denegación de auxilios cometidos antes de diciembre de 1976. Su objetivo era eliminar algunos efectos jurídicos que pudieran hacer peligrar la consolidación del nuevo régimen; hasta grupos terroristas como ETA fue beneficiada con esa Ley. Esa Ley de Amnistía nacida bajo el influjo de la pluralidad política, abarcó desde el 18 de julio de 1936 y el 15 de diciembre de 1976. En los sucesos de referencia los muertos alcanzaron cifras inimaginables para la consciencia humana.

 

Todos recordamos que días después del sangriento 4 de febrero de 1992, los llamados dirigentes de izquierda y defensores de los DDHH, hoy en el poder, comenzaban a proponer a la opinión pública una amplia amnistía a favor de todos los militares golpistas que causaron más de 300 muertos y centenares de heridos, en su mayoría personas inocentes. El mismo «comandante eternamente enterrado» ante la CEV argumentaba su apoyo a una Ley de Amnistía, dijo: «es una fórmula para buscar la reconciliación, tranquilidad y paz social, y así, poder frenar la grave crisis política que hoy atraviesa el país, con el deseo de encaminar hacia la confianza, la libertad y la normalidad de Venezuela».

 

Sólo los dictadores, aquellos que se creen dueños y señores del mundo, actúan de espalda a los principios básicos de la humanidad y de la democracia; en ellas el perdón, ruge con una fuerza infinita que degrada cualquier intento de doblegar a la paz, como recurso primario de sustentación de la vida. El engendro heredero y los bribones que le acompañan, dan todo su apoyo a la paz en Colombia y engranan estrategias para la guerra política a lo interno. El respeto a la Ley de Amnistía es una necesidad insoslayable y la AN, por mandato del soberano, está en el deber de promulgarla así no quiera el engendro y el PSUV, tal cual, como lo establece nuestra Carta Magna.

 

DC / Marlon S Jiménez García / Profesor Universitario / Marjimgar54@hotmail.com.

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