El demócrata cristiano Patricio Aylwin, primer presidente electo en Chile tras la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), murió este martes a los 97 años.
Aylwin, electo presidente para suceder a Pinochet a partir del 11 de marzo de 1990, murió en compañía de su familia, en su casa, después de semanas de agonía.
«Chile ha perdido a un gran demócrata», destacó la presidenta chilena Michelle Bachelet, inmediatamente después de que se confirmó el fallecimiento del líder político, activo hasta hace pocas semanas.
El gobierno decretó tres días de duelo oficial en honor al exmandatario, que gobernó los primeros cuatro años de la transición política chilena, mientras se preparaba un funeral de Estado para despedirlo, confirmó Bachelet, que anunció que se trasladaría hasta su casa para entregarle el pésame a su familia.
El golpe en Chile
Al ocurrir el golpe con el que Pinochet derrocó a Allende, Aylwin era el presidente de su partido, con una posición favorable a la intervención de las Fuerzas Armadas, pero ya en 1978 su posición había cambiado e integró el «Grupo de Estudios Constitucionales», llamado también «Grupo de los 24», con juristas de distintas corrientes políticas.
El grupo fue la primera instancia opositora a Pinochet, rechazó la Constitución que el dictador impuso en 1980 y, dos años después, estuvo entre los fundadores de la Alianza Democrática, que planteó un «Acuerdo Nacional para la Transición a la Democracia» y devino posteriormente en la Concertación de Partidos por la Democracia, que derrotó a Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre de 1988.
Aylwin emergió como líder del proceso democrático al presidir nuevamente su partido entre 1987 y 1989, año en que fue designado candidato a la Presidencia de Chile.
Tras ser elegido en primera vuelta con el 55,2 % de los votos, Aylwin afrontó un proceso de transición a la democracia plena con una política que privilegió los acuerdos entre los distintos sectores políticos.
Con Pinochet instalado aún en la comandancia en jefe del Ejército, Aylwin planteó la Justicia «en la medida de lo posible» respecto de las violaciones a los derechos humanos, decisión controvertida pero que permitió la formación de una Comisión de Verdad y Reconciliación, que investigó los crímenes.
En 1991, dicha comisión, encabezada por Raúl Rettig, presentó un informe que estremeció a Chile, al consignar que unos 3.200 chilenos murieron a manos de agentes del Estado durante la dictadura, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos.
Con lágrimas en los ojos, Aylwin pidió perdón en nombre del Estado a las víctimas, sus familias y al pueblo de Chile, pero en materia de Justicia los avances fueron escasos, sobre todo después que Pinochet advirtió que «el día que toquen a uno de mis hombres se acabó el Estado de Derecho».
Agencias