Una urna incubadora inteligente, equipada con sensores y un sistema de irrigación integrado, permite utilizar las cenizas de una persona como nutriente para dar vida a un árbol, buscando así una especie de «reencarnación en la naturaleza».
Mediante una aplicación, se puede controlar el crecimiento y las condiciones del árbol surgido de las cenizas de un ser querido. Algunos afirman que puede parecer macabro, pero lo mejor es ser realistas. En estos días se ha hecho habitual proceder a la incineración del cuerpo, y luego enfrentar la situación de tener que decidir que hacer con las cenizas de un ser querido.
En la imagen anterior se ve claro cual es el procedimiento y la evolución del proceso, las cenizas se depositan en la urna con las semillas, el árbol va creciendo y después lo trasplantamos al exterior, el trasplante se hace con una maceta biodegradable que desaparece sola. En muchas culturas se plantan árboles en homenaje a la gente fallecida, esta parece una bonita forma de hacerlo.
El árbol va creciendo a medida que vamos pasando el luto y ver su evolución, el crecimiento de algo vivo después de la muerte puede ayudarnos en el recuerdo. Obviamente es una idea, habrá gente a la que le guste y otros que prefieran no tenerla en cuenta, después habrá que buscar el lugar en el que plantar el árbol, para los que tienen jardín en casa en ese sentido será mucho más fácil, para los que no lo tendrán algo más complicado. tendríamos algo más complicado.
DC|EFE