Se describe como Guarimba un desorden social anárquico de alteraciones públicas acompañadas por barricadas que sirven para estorbar el paso, la cual es de uso predominante en las revueltas populares más que en el arte militar. Este término ha penetrado el vocabulario del venezolano en la última década, como consecuencia de las demostraciones de calle y alteraciones populares de quienes desahogan sus frustraciones y necesidades no cubiertas en barricadas y protestas ante el gobierno nacional.
Bajo este contexto, cabe mencionar que los altos niveles de incertidumbre y confrontación política en Venezuela le han dado paso al nacimiento de las Guarimbas en una nueva modalidad “2.0”, en donde los ciudadanos con sed de información recurren a diferentes mecanismos virtuales para lograr estar informados, allí muchos pecan por inocentes al momento de usar el método copia y pega y reenviar información no verificada a sus diferentes contactos de whats app, twitter, Instagram, correos electrónicos, mensajería de texto, Facebook, entre otros, lo cual los hace cómplice en provocar muchas veces angustias y preocupaciones innecesarias a su entorno virtual.
En este escenario, políticos, periodistas, artistas, deportistas, columnistas, escritores, medios de comunicación, blogueros, gremialistas, portales web, se han convertido en guarimberos 2.0 al momento de trasmitir información no verificada sobre muertes de funcionarios públicos y personalidades del mundo de la farándula, conspiraciones, acusaciones sobre actos de corrupción, enfermedades, golpes de estado, renuncias, hechos delictivos, colapso en los servicios públicos, anuncios económicos, destituciones públicas, nombramientos, catástrofes naturales, publicaciones de fotografías y grabaciones no coincidentes con la información divulgada, tubazos informativos, lo que ha generado mayores niveles de incertidumbre en la población que le es difícil encontrar información oficial por los canales regulares.
Asimismo, miles de sujetos (sea ciudadano, militante de un partido o actor social o político), desde su hogar, oficina, insisten en propagar reiterativamente información negativa con respecto al acontecer diario del país, a fin de despertar el interés colectivo para salir a protestar o incrementar el descontento, incluso llegan a promover actos delictivos y a generar mayor confrontación entre los mismos ciudadanos, y es que, ya se evidencian los efectos, pues desde un supermercado o panadería ya se maltratan entre sí los ciudadanos, se agreden, no se dan paso, en una guerra por sobrevivencia del más acto o el más vivo; parece una batalla por un pan, una leche o un jabón, pensando como animales que si cedemos el paso estamos dando la oportunidad de que otro lleve la comida de su cría, y aunque parezca dramático e incluso drástico, ésta es la realidad. Dado a que oportunidades permitir que una persona mayor pase primero, significa que uno puede perder la oportunidad de tener acceso a un pan. Así estamos, comiéndonos entre nosotros. Como si estuviésemos viviendo la secuela de una guerra, que no es precisamente la desvirtuada e imaginaria “guerra económica” sobre la que versan los parlamentos del gobierno.
Los ciudadanos se encuentran acorralados entre tantas dificultades lo que los hace más vulnerables a ser reproductores de informaciones falsas acompañadas de fuentes que para algunos pueden gozar de alta credibilidad. En este aspecto, Psicólogos, psiquiatras, terapistas, orientadores, religiosos han manifestado preocupación por los altos niveles de angustia, pánico, miedo, que han provocado diferentes enfermedades debido al uso excesivo de redes sociales y distanciamiento a las relaciones familiares directas en donde se pasa más tiempo pendiente del teléfono, tablet, computador, que de conversar directamente. Muchas familias se han dividido por razones políticas o la decisión de abandonar el país en búsqueda de nuevas oportunidades.
El uso responsable de los canales de información es lo que va a lograr que las personas puedan mantener menores niveles de incertidumbre, por eso los expertos recomiendan, revisar la fuente de información, explorar que están diciendo otros informantes, observar videos e imágenes antes de reenviarlas, estar seguro de la información para no ser víctima de reproducir el rumor. Muchas veces los rumores son diseñados para lograr que una información se haga pública en corto tiempo y le llegue a cientos de ciudadanos. Insistir en afirmar informaciones no verificables puede ir dañando la credibilidad de quien envía la información. Hay personas que escriben en sus redes sociales que hay una sensación de que algo va ocurrir, pero no sabe qué ocurrirá, hay una sensación de estallido social, golpe de estado, apagón general, y los ciudadanos están en la espera de un evento sin pensar las consecuencias del evento o proponer soluciones a los diferentes problemas como un mecanismo de participación ciudadana.
Ser ciudadano significa obrar en función de sus deberes al cuidado y salvaguarda del Estado del que forma parte, y en concordancia con ello ser respetuoso y actuar con criterios de moral y ética. Por ello, debemos empezar a comportarnos como ciudadanos y enseñar a los demás a serlo. Y finalizo con este pensamiento de Marco Tulio Cicerón “El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes”.
DC / S.H. Jesús Castillo Molleda / Profesor Universitario, Politólogo, Emprendedor, Locutor / jcastillo@fundacionzuliaproductivo.com.ve / @castillomolleda