Doce mil son los niños indígenas Wayuu, menores de cinco años de edad, que según líderes de esa comunidad han muerto desde el 2012 a la fecha, 27 de esos decesos se han presentado en lo que va del 2016, afirman.
Esta cifra contrasta con los datos que al respecto maneja el Estado, y que dan cuenta de poco más de cuatro mil menores fallecidos por cuenta de la hambruna que azota a La Guajira, departamento del norte de Colombia. La disparidad quizás radica en que no todos los niños han sido registrados ante las entidades oficiales.
“Esto es nada más y nada menos que el exterminio de un pueblo”, dice Remedios Uriana, del pueblo Wayuu, y una de las mujeres que se hizo presente en la Plaza de Bolívar de Bogotá, para protestar por el descuido en que el Estado mantiene su departamento y su comunidad.
‘Movimiento de las mantas negras’. Así llamaron a este acto simbólico que cobró vida en el país, paradójicamente para rechazar la muerte de miles de menores de edad. “Lo que estamos reclamando son políticas claras desde el Gobierno”, dice Remedios que junto a mil personas, aproximadamente, se concentró en el centro de Bogotá llevando consigo 600 pequeños ataúdes, signo del drama que representa; no sólo en los Wayuu -ícono en este drama- sino también en las comunidades Embera, Pastos y Pijaos, entre otros, la muertes de sus infantes.
Se espera que en los próximos días, y hasta tanto el Gobierno se manifieste de manera concreta y positiva, se seguirán presentando manifestaciones pacíficas como esta. Por ahora las diferentes comunidades oran para que decenas de menores quienes han debido ser internados en distintos hospitales de Barranquilla, Riohacha y varios municipios, vivan.
DC|Diaro Magdalena