Por los años 50 y por mucho tiempo, operaban en algunos países latinos una red de organismos que se constituían en jurados públicos para distinguir a los gerentes de banco y de empresas privadas y públicas; funcionarios ejecutivos e individuos operativos con distintas profesiones, tales como artistas, cantantes y conjuntos musicales. Nadie se escapaba de esta repartición que, de acuerdo a lo que se pagaba, igual, en el mejor pódium se montaban precisamente como el más famoso y mejor activista del año en su campo.
Eso se manejaba a nivel de farándula, revistas, programas de radio y en algunas estaciones televisivas. Al final, se realizaba un acto central en un salón especial en la ciudad, donde se repartían los premios a los ganadores. Así pues, cada quien compraba lo que quería recibir. Con los años, estas maneras de operar sobre estas seleccionadoras se fue purificando y perfeccionando. Hoy, por lograr mejores cosas, se están manejando variados premios que, por cierto, si son y si responden a una verdad evaluada franca y estimulante.
Por ejemplo, los premios Emmy vinieron creciendo de abajo hacia arriba de forma seria y organizada. Los jurados son los más calificados y mejor escogidos de la región añadido a la participación del público. Su abanico de participante se escogen de acuerdo a la importancia social y cívica de su trabajo, y, desde luego, comercial, musical y de rendimiento de cada actuante en el mercado.
Es interesante haber llegado a estas conclusiones y métodos que le dan prestigio y renacimiento a las composiciones musicales o comunales, artísticas, físico o intelectual de los miembros y sujetos de la sociedad; mejor aún, cuando se incorporan elementos de tanta cobertura global como la televisión que cada día adquiere más espacio y trascendencia. Por otra parte, la propia radiodifusión, que ha embestido con mantenido vigor y fuerza e impuesto sus encantos y meritos muy bien ganados, como ha sido el caso del cubano Raúl Alarcón que con su tesón dio incorporación, vida e institucionalidad a la presencia de las frecuencia de ondas hertzianas y modulares en letra y música de la radio latina por primera vez en los Estados Unidos de América.
Mas, lo que queremos allanar esta vez con fecunda y profunda misión y visión, es la forma honesta y de actitud abierta de cómo manejan la noticia y los hechos la gente que dirige y actúa en programas como Café CNN, matutino en español que acaba de ganar el premio Emmy y que merecen porque tratan la noticia con equilibrio y delicadeza y las cosas que investigan, siguen o les llegan, les dan una valiosa terminación para que le sirvan a la colectividad con frescura y honestidad. Los rumores los pasan por un colador que mezcla investigación, denuncia y mejor conducta, para que las noticias sean sanas a la voz y vista del televidente.
Así pues, felicitamos, principalmente, a Café CNN, pero, con igual cariño, distinguimos también a los organizadores de estos concursos profesionales que con seriedad y valores iguales, claros y cívicos, logren que todo aspirante pueda optar a los Billboard, Lo Nuestro, Emmy, Golden Globe, Grammy y otros, no solo para competir, sino para ganar, porque las valoraciones y usos de los índices para medir y decidir son iguales y justos para todos siendo que las resultas individuales y colectivas, se aceptan con equidad no para dar protección a los participantes sino por elevar los meritos de cada competidor y lo legitimo de sus talentos, orden y decisiones.
DC / Luis Acosta / Artículista