La crisis que vivimos en Venezuela está llegando a su mayor nivel de gravedad. El desabastecimiento, la inflación y el deterioro de los servicios; sobre todo el impacto de los apagones y la falta de agua constituyen un ingrediente “polvoroso” a la presente situación.
La MUD hace todos los esfuerzos posibles para una salida constitucional, democrática y pacífica; en este sentido se activo la recolección de firmas, se requieren 200 mil y se recogieron casi 2 millones de rubricas en tiempo record.
La particular sonrisita de Jorge Rodríguez representante del PSUV, en el tema de las firmas ante el CNE pretende burlarse de la opinión del pueblo. Los rojos creen que jugar al retraso, manguarear puede producir resultados mágicos en este ambiente de indignación Nacional generalizada.
Frente a estas maniobras de la política baja, la gente convocada por factores políticos de la oposición, salió a la calle en todas las regiones del país; en actitud provocadora el oficialismo convoco una movilización a la misma hora y el resultado fue que la marcha roja llego a su destino y las de la oposición fueron bloqueadas por la fuerza pública, reprimidas brutalmente, sumándole ingredientes de confrontación y violencia que solo alimentan los desadaptados enemigos de la democracia.
Hace varios años escribí que las cúpulas cuando ve amenazada la permanencia en el poder, se ponen torpes y comienzan a meter la pata a niveles de suicidio político. El gobierno de Maduro ha sido reiterativo en lanzarle piedras a los organismos internacionales, lo cual ha colocado en pronunciado aislamiento su política exterior.
Todos estos elementos y otros develan la perdida de lucidez del cogollo rojo; han tomado la decisión de usar todos los poderes públicos para sabotear el referéndum revocatorio. Usar el poder para pisotear la Constitución y burlarse sarcásticamente de la Nación, es un detonante peligroso y nada deseable.
Maduro se empeña en repetir su formato, sin reflexionar sobre las nuevas variables de la coyuntura; el caso Brasil plantearlo como un golpe de Estado es un absurdo, cuando el Congreso de ese país hace uso legitimo de su orden constitucional, dando ejemplo de institucionalidad democrática.
En Venezuela construimos una salida pacífica a la crisis, con respeto a las reglas del juego contemplada en la Constitución y las leyes de la República o lamentablemente corremos el grave riesgo de una explosión social.
El pueblo venezolano no quiere violencia; pero su paciencia se agota en la lucha por la supervivencia, solo una clase política paciente de psiquiátricos podría pensar que las naciones se suicidan.
¡Venezuela no se rinde y saldrá triunfante!
DC / José Luis Pirela / Diputado AN por San Francisco- Zulia / @joseluispirelar