Publican boletines internos de la NSA filtrados por Snowden

Un portal de noticias difundió boletines internos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), que forman parte de la enorme cantidad de documentos filtrados por Edward Snowden, ex analista de la agencia estadounidense.

La página de internet The Intercept, cuyos editores fundadores fueron los primeros en hacer públicos documentos filtrados por Snowden, subió los boletines el lunes. La primera tanda de estos archivos, recopilados durante nueve años, ofrece una visión tras bambalinas del trabajo en la agencia de inteligencia. Los boletines revelan los esfuerzos de la NSA por espiar a un jefe de la mafia rusa, la búsqueda de posibles armas de destrucción masiva en Irak y la ayuda con los interrogatorios en la prisión militar estadunidense en la bahía de Guantánamo, en Cuba.

Un artículo del boletín de mayo 2003 describe como la NSA pasó «varios meses» tratando de obtener el número telefónico de una personalidad del crimen organizado ruso para que sus llamadas fueran interceptadas. El Departamento de Estado le pidió a la NSA información sobre el jefe de la red criminal Tambov en Rusia —conocido sólo como «Mr. Kumarin»— y ver si tenía lazos con el presidente ruso Vladimir Putin. El hombre después fue condenado por fraude y lavado de dinero, y sentenciado a 14 años en prisión.

En un artículo del boletín publicado el 22 de diciembre de 2003, un intermediario de la NSA narra que fue asignado en Guantánamo para apoyar al Departamento de Defensa, CIA y FBI en los interrogatorios a los detenidos.

El trabajo consistía en proporcionar la información a la NSA, con sede en Fort Meade, Maryland. Sin embargo, en ocasiones la NSA compartía «datos técnicos delicados compilados por NSA» para ayudar en los interrogatorios.

En una tarea más complicada, el boletín reporta una ejecución en donde seis argelinos, vinculados a un plan para atacar la embajada de Estados Unidos en Sarajevo, fueron trasladados de Bosnia a Guantánamo a principios de 2002. El programa estadounidense de traslados incluía enviar secretamente a prisioneros extranjeros a otros países con prácticas más permisivas en cuanto al trato humano de los detenidos.

Otras narraciones tenían que ver con el trabajo de la NSA en Irak. Funcionarios de la agencia investigaban la ubicación de armas de destrucción masiva, aunque afirmaciones de las supuestas armas del líder iraquí Saddam Hussein demostraron ser falsas.

DC | AP

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