Gritos de Libertad, por Jesús Castillo Molleda (@castillomolleda)

Los venezolanos y extranjeros que viven en Venezuela se encuentran enfrentando escenarios de incertidumbre que están ocasionando la aparición de nuevas enfermedades emocionales como resultado del miedo, pánico, angustia, desesperanza que invade a muchos ciudadanos, quienes no sienten ningún tipo de mejoría a la actual crisis. Muchos sociólogos han descrito que los venezolanos se encuentran enfrentando lo que se conoce como “Espiral o Bóveda de Miedo”, que paraliza al ciudadano a actuar en movilizaciones, concentraciones, marchas, protestas, porque sienten miedo de que les pueda pasar algo o inclusive que puedan ser arremetidos y detenidos por organismos de seguridad como ocurrió en eventos pasados: el caracazo del año 1989, las dos intentonas golpistas del año 1992, los hechos de abril de 2002 y las guarimbas del 2014, los cuales ponen en alerta a muchos ciudadanos.

Mientras tanto, en los 335 municipios  y  23 estados que componen la división político territorial de Venezuela se escuchan gritos de libertad, la gente quiere libertad para lograr una mejor calidad de vida, en la que el dinero le alcance para alimentarse y cubrir sus necesidades básicas, que el mercado en general se abastezca, que la inflación baje, que se pueda circular libremente por cualquier calle, autopista, avenida, vereda, acera, plaza del país, sin ser atracado o secuestrado y en muchos casos hasta asesinados, a poder debatir con tolerancia y respeto los temas no coincidentes, que el servicio de luz y agua lleguen sin interrupción.

Y es que, los gritos son cada día más frecuentes en las largas colas para adquirir cualquier producto, en los sectores productivos, en los trabajadores de la administración pública y privada, en las amas de casa, en las puertas de los hospitales, en los aeropuertos cuando se despide a un ser querido que se va del país, en las morgues en donde la gente va a reclamar los cuerpos de sus familiares asesinados producto de la delincuencia desbordada, es por ello, que el gobierno nacional debe dejar a un lado sus apetencias personales y lograr un consenso y diálogo el cual permita atender los desesperados gritos que la población está manifestando, porque el tratar de justificar lo que está ocurriendo no resuelve nada, hay que reconocer los errores y rectificar, el acelerado desplome de los indicadores económicos, los altos índices de desnutrición, mortalidad infantil, no son juegos, ni inventos, son realidades que están a la vista de todos. Oponerse a recibir ayuda internacional no es coherente cuando el gobierno venezolano en sus épocas de abundancia dio ayuda a varios países.

Sin embargo, las propuestas al gobierno para superar la actual crisis están presentadas, se necesitan 40 mil millones de dólares para lograr la estabilización económica, el gobierno se niega a recibir un préstamo de 60 mil millones de dólares del Fondo Monetario Internacional, pero no plantea otras alternativas de conseguir recursos, mientras más tiempo se espere en iniciar el tratamiento para curarse el paciente corre el riesgo de no salvarse, en el entendido de que el  paciente son los 30 millones de venezolanos que luchan a diario para sobrevivir.

Recientemente el ex presidente del gobierno Español Rodríguez Zapatero anunció un posible acercamiento entre el gobierno venezolano y los representantes de la mesa de la Unidad Democrática para lograr puntos coincidentes que permitan avanzar en procesos de negociación que den pie a superar la crisis, de lograrse, sería el acto más responsable e inteligente que pudieran hacer ambos sectores enfrentados. Mientras tanto, otros hacen los trámites para que la Organización de Estados Americanos (OEA) invoque la Carta Democrática, la cual es un trámite más de carácter moral internacional que viabilizador de cambios nacionales, y por otra parte, está la solicitud de la activación del referéndum revocatorio presidencial acompañado de las elecciones a gobernadores y legisladores regionales.

Los venezolanos se merecen vivir en mejores condiciones, no es humano que la gente se esté alimentando poco, que los enfermos no puedan conseguir ni siquiera el tratamiento para un resfriado, que los jóvenes no tengan la oportunidad de adquirir una vivienda, un vehículo, un trabajo digno, como lo dijo Mario Benedetti “Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere”.

 

DC / S.H. Jesús Castillo Molleda  / Profesor Universitario, Politólogo, emprendedor, Locutor / jcastillo@fundacionzuliaproductivo.com.ve  / @castillomolleda

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