He querido darle el nombre de “huérfanos verdes” a todos aquellos venezolanos que alguna vez militaron o simpatizaron con el partido político Copei, institución política representante de la Democracia Cristiana en Venezuela, quien gobernó el país en 2 oportunidades a través de sus líderes Rafael Caldera y Luis Herrera Campins, llegando a obtener su más alta votación en 1988 con un apoyo popular de casi 3 millones votos con la candidatura presidencial de Eduardo Fernández.
Adicionalmente Copei fue uno de actores principales del derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez, así como firmante del conocido “pacto de punto fijo” que permitió las condiciones necesarias de gobernabilidad para el desarrollo sostenido y estable que tuvo Venezuela entre 1958 y los años 70, no hay dudas que el sentimiento copeyano se sembró en millones de venezolanos.
A partir de 1993, se inicia un desencanto con Copei, de los casi 3 millones de votos obtenidos en 1988 cae a un poco más de 1 millón, siendo la autoexclusión de su fundador Rafael Caldera junto a factores de descontento generalizado por los vicios del bipartidismo, quienes posiblemente hayan determinado el inicio de la línea descendente de Copei hasta nuestros días.
En mi peregrinaje copeyano de los dos últimos anos puedo atestiguar de la gran cantidad de venezolanos que siguen identificándose con este partido, pero no logran conectarse con él, pareciera que hay un muro invisible que impide el encuentro necesario entre los “huérfanos verdes” y la militancia activa.
Un muro invisible, que a mi modo de ver ha sido construido con odios y revanchismos del pasado que distan mucho de las banderas socialcristianas, los principios básicos del Bien Común: Fraternidad y Comunión han sido sustituidos por los de Odio y División.
El papa Francisco, repite constantemente que donde hay crisis hay esperanza, pienso que Copei tiene esperanza de seguir siendo un partido político al servicio de los venezolanos, para ello es necesario enterrar los fantasmas del pasado y refundarlo. Refundación que pasa necesariamente por conectarse con el pensamiento y doctrina demócrata cristiana, construir un mensaje poderoso que pueda derrumbar el muro de odio y división para darle paso al puente del encuentro con los “huérfanos verdes” y los necesarios nuevos simpatizantes.
Mientras prevalezca en Copei la lucha por siglas vacías, estaremos condenados a ser sepultureros, pero si somos capaces de desprendernos de esa lucha mediocre y sustituirla por la del Bien Común, seguramente habrá el reverdecer que muchos “huérfanos verdes” y venezolanos desean.
DC / José Lombardi / Presidente Copei Maracaibo / @LombardiJose