A quienes hemos decidido salir ya y constitucionalmente del gobierno de Maduro, nos toca mantener el ritmo y acelerar el paso. Es la hora. Que nada nos detenga, ni que dificultad alguna o piedra en el camino nos impida avanzar. Estamos en pie de lucha por Venezuela y la libertad, “adelante siempre” se hace consigna. A nosotros nos toca mantener viva la llama, no dejarnos ganar por la fatiga y el desaliento que intenta sembrar el continuismo corrupto e ineficiente.
Todos sabemos del contenido del artículo 233 constitucional, que determina las faltas absolutas del presidente de la República, las que obligarían a la elección de un nuevo Jefe de Estado: la renuncia, la destitución por sentencia del TSJ, la incapacidad física o mental permanente, certificada por junta médica designada por el TSJ y aprobada por la A.N.; el abandono del cargo, declarado por la A.N., y la revocación popular del mandato. Adicionalmente -e igualmente constitucional- sería una Asamblea Nacional Constituyente que ordene relegitimar los mandatos, o una enmienda o reforma de la Carta Magna que reduzca a cuatro años el período presidencial. También apegada a la Constitución sería que la A.N. declare que el presidente no demostró su condición de venezolano por nacimiento y poseedor de una sola nacionalidad, lo cual anula su elección por falta de cualidad, por la existencia de una condictio sine qua non.
A nosotros nos toca buscar la salida sin detener la marcha, todas las posibilidades constitucionales están planteadas para la salida de Maduro, ahora cuando estamos iniciando el segundo semestre de 2016. Hasta hoy hemos concentrado esfuerzos en el revocatorio, y conocemos del saco de piedras que el gobierno y sus sumisos TSJ y CNE han puesto en el camino del pueblo. El poder constituido -excepción hecha de la A.N.- sometido a Nicolás y a Cuba, aporta lo que se le pida para retrasar el revocatorio. Se han burlado del pueblo al que dicen servir. Cada paso dado hacia el revocatorio del mandato de Maduro, ha vencido obstáculos que a veces se mostraban como insalvables. Seguimos avanzando, y siguen poniendo piedras, generando simultáneamente una mayor indignación popular. Las piedras en el camino acrecientan las protestas y magnifican la voz del pueblo.
Maduro está revocado, ya salió del corazón de los venezolanos, si es que alguna vez estuvo allí. Nos toca a nosotros obligar al gobierno a permitir se cuenten los votos que gritarán ¡fuera Nicolás!, revocando así formalmente el mandato que “le dimos”, o mejor dicho, que le dio la mayoría roja y corrupta del CNE. Declararon el triunfo de Maduro con resultados amañados y poco transparentes; no nos permitieron recontar votos ni auditar los cuadernos de votación, pero ahora para revocarlo, nos piden firmar y reafirmar, manifestar la voluntad y validarla luego, mientras ahora durante casi un mes están validando la validación de las firmas válidas que produjimos.
Tenemos que empujar y avanzar hacia la formalización del revocatorio, así al final no haya revocatorio por renuncia de quien sería revocado. El resultado, en ambos casos, sería la salida de Nicolás. Si no dejan que el revocatorio opere como válvula de escape, el escape será la renuncia ante la protesta creciente e indignada del pueblo, hoy sometido a hambre, enfermedad, crimen y muerte. La economía personal y familiar es una tragedia. Chávez dijo que Venezuela tenía “el salario mínimo más alto de América Latina”; fuera cierto o no entonces, hoy la devaluación nos coloca de penúltimo, solo superamos a Cuba. El salario mínimo diario del venezolano es de “83 centavos de dólar”; recuérdese que para el Banco Mundial, los países cuyos trabajadores cobran menos de $ 1.90 al día, son considerados en pobreza extrema, y nosotros no llegamos a la mitad de esa miseria.
Después de lo dicho y de todo lo que padecemos, no nos queda otra alternativa: sacar a Maduro es un imperativo, ponerle punto final a esta tragedia y pasar la página de ella para siempre es una obligación. ¿Lo revocamos? Por supuesto. A nosotros nos toca mover la mata, a darle duro que está maduro. Pa’lante, es la hora. Nos toca a nosotros.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano