Las medidas tomadas por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, han ocasionados que varios militares y policías turcos se suiciden, o intentaran hacerlo. Tras el golpe de Estado fallido, Erdogan puso en acción una operación para eliminar a los golpistas de la administración. Un total de 44.600 funcionarios y más de 20.000 profesores de centros privados fueron suspendidos, también fueron arrestadas 10.410 personas, entre ellas un tercio de todos los generales de las Fuerzas Armadas.
El coronel Birkan Coroz amenazó este viernes con tirarse desde uno de los puentes sobre el Bósforo, en Estambul. Media hora después, el militar acusado de participar en el golpe, depuso su actitud y fue detenido inmediatamente por la Policía. El último de ellos, un teniente coronel, se quitó la vida ya que estaba deprimido por no haber podido impedir la intentona. Así lo comunicó la Gobernación de Siirt, la provincia donde Levent Onder, el oficial fallecido, ejercía de segundo comandante de una brigada.
Desde el pasado viernes, un gobernador de distrito y tres policías sobre los que había sospechas de haber participado en el golpe se han quitado la vida. Dos de los agentes formaban parte de los miles de uniformados que han sido suspendidos de empleo como sospechosos de haber colaborado en la asonada o de ser seguidores de Fethullah Gülen, el clérigo islamista exiliado en Estados Unidos al que Ankara acusa de intentar derrocar al Gobierno.
DC | EFE