Una mujer shanghainesa de 32 años que cayó al agua durante un crucero entre China y Japón pudo ser salvada un día y medio después por un pesquero, tras pasar 38 horas nadando y flotando en alta mar.
La náufraga, de la que sólo se ha facilitado su apellido, Wang, llegó incluso a dormir unas horas mientras flotaba en el océano, aseguraron los médicos que la han examinado después de su proeza.
La mujer viajaba en el barco con sus padres, que notaron su desaparición en la noche del miércoles, 10 de agosto, después de decirles que iba a dar un paseo sola por cubierta.
Tras denunciar la desaparición, 100 voluntarios comenzaron a buscar en el barco algún rastro de la mujer, y al no encontrarla asumieron que había caído por la borda y la dieron por fallecida, dada la gran altura de la cubierta (20 metros).
La sorpresa llegó dos días después, cuando el padre recibió una llamada en la que le aseguraban que su hija acababa de ser rescatada, ante lo que el progenitor reaccionó con incredulidad, pensando que alguien quería timarle.
«Sólo cuando oí la voz de mi hija creí que seguía viva… ¡es un milagro!», aseguró el padre en declaraciones al diario chino The Paper.
La mujer fue divisada por los pescadores de un buque cerca de la costa de Zhoushan, en el litoral de la provincia de Zhejiang, y la rescataron «con sólo unas pequeñas heridas en los brazos», según contó uno de los marineros que participaron en el salvamento.
La mujer, de la que se han publicado varias fotos en los medios chinos cuando era examinada por médicos y llegaba al puerto de Zhoushan, contó que cayó accidentalmente al mar cuando se apoyó en una barandilla.
El padre de Wang relató que su hija aprendió a nadar ya cuando iba a la guardería -algo poco frecuente en un país donde no es habitual llevar a los niños a piscinas o playas- y que es «una nadadora buena y fuerte».
DC|EFE