El 1ro de septiembre se convirtió en un reto de la oposición para la toma de Caracas; el Gobierno como siempre: amenazó, coloco obstáculos en las vías, militarizó las carreteras, cometió atropellos contra el pueblo, los parlamentarios y dirigentes para sabotear la actividad.
Maduro de nuevo amenazó a la Asamblea Nacional con quitarle la inmunidad a los diputados a través del TSJ, anunciando un golpe parlamentario y pisoteando otra vez la Constitución. Este Gobierno acostumbrado al circo, la parodia, y la mentira, estaba tan asustado que dejó al país sin efectivos policiales y militares para trasladarlos a Caracas y sus carreteras.
El país vivió momentos de gran tensión, los ojos del mundo posados sobre Caracas, y el pueblo decidido a dar la pelea con su asistencia. La Cúpula Roja perdió sintonía con la calle, no escucha la voz del pueblo, que es la voz de Dios.
Diferentes sectores de la sociedad civil, la comunidad internacional y nuestras iglesias, haciendo un llamado al respeto por los derechos políticos de los venezolanos. La Iglesia Católica por medio de la Conferencia Episcopal interpretando el momento, hizo sentir su voz. La Iglesia Evangélica a través de sus pastores, redactó pronunciamientos y convocaron a la oración, plegarias a “Jesús El Caminante” protegiendo a su amado pueblo de Venezuela. Recibí personalmente de manos cristianas el vallado de los pastores zulianos: Helimenas Espina, Eduardo Parra, Esmeira Cobos De Inciarte, Javier Méndez, Luis Gutierrez, Alexander Montiel, Lenin Leal, Roberto Villalobos y los alertas de Margaret Dumitru. Toda una oración para la protección de todas las familias venezolanas y del mundo; toda una evocación contra el odio, el miedo, la pobreza y la oscuridad. A todas esas cadenas de oración de todas las iglesias nuestro agradecimiento: JESUS EL CAMINANTE nos acompaño en la Toma de Caracas, el es nuestro único Dios y salvador.
La Toma de Caracas se desarrollo de manera cívica, democrática, alegre y festiva. Una incontrolable multitud se volcó a las calles capitalinas; el país se paró en un solo grito de desobediencia: ¡Fuera Maduro!
La Cúpula Roja debe revisarse y aterrizar, debe abandonar el juego del caos, la represión y la persecución nada lograron, ni lograran con ese pirata método autoritario. Hoy las mayorías nacionales hablaron, oraron, gritaron y cantaron llenos de amor, pugnando por la nueva Venezuela; la que merecemos, la del bienestar, el progreso y la paz.
Si Maduro está invadido por el temor a contarse, menos está en capacidad para superar la crisis, le sale preparar maletas y abandonar la silla de Misia Jacinta. La Toma de Caracas es el inicio de triunfos sucesivos en la calle. Dios Bendiga a Venezuela.
DC / José Luis Pirela / Diputado AN por San Francisco– Zulia / Notas Progresistas / @joseluispirelar