Villa Rosa es Venezuela, por Paciano Padrón (@padronpaciano)

Lo que ocurrió en la apacible Villa Rosa, Isla de Margarita, el pasado viernes 2 de septiembre, podría haber acontecido en cualquier comunidad del país, es la explosión de la gente ante el gobernante que los humilla, que les hace pasar penurias e inseguridad galopante, y donde no hay alimentos ni medicinas. Allá llegó Maduro, en actividad populista de pinturita de viviendas,del llamado Programa Barrio Nuevo – Barrio Tricolor, pinturita que recayó sobre edificaciones construidas por el presidente Lusinchi y que,por cadena de radio y televisión, pretendía mostrar como gran obra en beneficio del pueblo. La gente se obstinó y comenzó a cacerolear al visitante, gritándole fuera, vete, no te queremos.

 

Maduro está hoy más golpeado que pocillo e’ loco.  Por todos lados  consigue los santos de espalda, el tiempo se le acabó y pretende negar la historia. El día anterior a los hechos de Villa Rosa, quedó claramente revocado. La manifestación de Caracas -la más grande que se haya hecho en Venezuela- es un grito inmenso de vete ya, que él no ha podido asimilar dentro de ese proceso indetenible y acelerado de pérdida de popularidad, credibilidad y confianza. Sin ser siquiatra, puedo advertir en él cierto grado de desquiciamiento, está actualmente desequilibrado, descentrado y sin balance. Se muestra como loco.

 

Recientemente Venezuela lo escuchó por radio y televisión, en horario infantil, mentarle la madre al presidente de la Asamblea Nacional, al diputado Henry Ramos Allup, se la mentó con las quince letras, incluida la “Ñ”. Solo alguien desubicado puede hacer eso, por lo que ha recibido el rechazo de los venezolanos y por supuesto de la comunidad internacional. Fue la misma reacción desquiciada que tuvo en Villa Rosa, cuando se baja de la camioneta que le llevaba, reta al pueblo que lo caceroleaba, rompe su esquema de seguridad -dejando por cierto muy mal parado a su equipo- pelea con varias personas, tira patadas y puñetazos, quita personalmente cacerolas a humildes pobladores que le pedían que se fuera y golpea públicamente frente a la gente a la señora Eudys Marcano. Nicolás está perturbado.

 

Las cacerolas atormentan a Maduro, y el cacerolazo monumental del jueves 1° de septiembre, a las 8 de la noche, se escuchó en todo el país, y él no pudo dejar de oír ese ensordecedor sonido;clap, clap, clap, era el grito del pueblo diciéndole ya basta. Con furia retenida, al golpear la cacerola drenábamos nuestra rabia contenida contra el peor gobierno que hayamos padecido, ineficiente y corrupto, que nos hunde en la miseria, que literalmente mata de hambre a los más humildes, y hace que la clase media, para medio vivir, trabaje solo para medio comer, porque no alcanza para más. Atormentado por el recuerdo de las cacerolas del 1° de septiembre, las que en su cara resonaban el día 2 en Villa Rosa, le hicieron perder la cabeza y arriesgar su propia vida.

 

Dicen que cacerolazo no tumba gobierno, pero lo que no es discutible es que hace correr a un presidente lleno de pánico, con el rostro que no oculta el susto que lo perturba. Villa Rosa evidencia el abismo inmenso existente entre la gente y Maduro. Como bien se sabe, esa comunidad fue chavista, furiosamente socialista, es un sector de clase humilde que creyó en Chávez y la revolución, y que hoy está profundamente separada del proceso. Ya no le come cuentos a Nicolás y le exige renuncia.

 

Nicolás sintió miedo en Villa Rosa, y créanme que es sano que haya sido así. No le voy a tildar de cobarde, porque el miedo es connatural al ser humano, es la reacción física y anímica al percibirse un peligro, y realmente estuvo en peligro por su propia locura. No es malo que haya experimentado ese miedo, porque tal vez le ayude a reflexionar sobre la realidad: el pueblo no lo quiere. Lo que ocurrió en Margarita puede ocurrir hoy en cualquier otro pueblo del país, porque Villa Rosa es Venezuela. Nicolás, no te queremos, el 90 % del pueblo hoy te rechaza; renuncia o deja en manos del pueblo la decisión de ratificarte o revocarte en referéndum abierto. Si no dejas salida hay dos opciones, una implosión en el gobierno, o una explosión social. Ya los ciudadanos no le tienen miedo al régimen. Recapacita Nicolás, Villa Rosa es Venezuela.

 

DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano

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