En los casi 4.000 millones de años de historia de la vida en la Tierra se han dado cinco megaextinciones. Ahora la civilización humana está provocando una nueva extinción masiva: la que afecta a la vida marina.
Según un estudio de la revista Science, liderado por investigadores de Stanford, «la eliminación selectiva de los animales más grandes en los océanos modernos, sin precedentes en la historia de la vida animal, puede alterar los ecosistemas durante millones de años».
Cuanto más grande es el animal marino, más probable que se extinga
Esta sexta extinción se está cebando con los seres acuáticos de mayor tamaño, los que se sitúan arriba en la cadena alimentaria. Una situación sin precedentes ya que antes el riesgo de desaparición de la fauna y los ecosistemas acuáticos afectaba mayormente a especies de pequeño tamaño. Que este hecho se invierta podría tener un gran impacto ecológico. El motivo: los animales grandes desempeñan un papel importante en el ciclo de los nutrientes.
Según el paleontólogo, Jonathan Payne «esto se debe a la preferencia humana por cazar y capturar las especies de mayor tamaño».
Se compara esta posible extinción con la desaparición de los dinosaurios
Las teorías más pesimistas comparan este escenario con la desaparición de los dinosaurios. «Sin un cambio dramático en el rumbo actual de la gestión de los mares, nuestro análisis sugiere que los océanos sufrirán una extinción masiva de suficiente intensidad y selectividad ecológica como para incluirse entre las grandes extinciones», asegura el estudio.
Según Noel Heim, uno de los autores del estudio, “cuando los humanos entran a un nuevo ecosistema, los animales más grandes son los primeros en morir. Los sistemas marinos se han recuperado hasta hoy porque, hasta hace poco, los humanos se restringían a las zonas costeras y no tenían la tecnología para pescar en océanos profundos a una escala industrial”. Este es un patrón ya conocido por los científicos. Los humanos ya fueron responsables de la matanza de mamuts y otros grandes animales en todo el mundo.
Lo aseguraba Elizabeth Kolbert en su libro La sexta extinción: «Estamos decidiendo, casi sin querer, qué caminos evolutivos permanecerán abiertos y cuáles quedarán cerrados para siempre. Ninguna otra criatura había hecho esto jamás, y será, por desgracia, nuestro legado más perdurable».
TI