Llegó la hora. ¿Qué más podemos esperar? Cuando las urnas son de cartón ya no hay cómo estirar la situación, ni cómo justificar la tragedia. Acunar en caja de cartón a los hijos del pueblo, a los más humildes, porque el Estado super poderoso no tiene dinero, ya que los ineficientes y corruptos gobernantes se lo llevaron todo, constituye la demostración más palpable del fracaso de un gobierno que lleva al país a la tragedia.
Si algo cacarean los magnates del régimen, es que tenemos las más altas reservas probadas de hidrocarburo en el mundo. Y este país que calificamos de rico, tiene una población hambrienta, desesperada por el desabastecimiento y la inflación, por el no hay y el no alcanza, que requiere atención urgente.
Da dolor ver cómo somos hoy un país profundamente pobre, lleno de miseria, que da lástima en el mundo, mientras su pueblo está ansioso de resolver sus problemas y atender sus requerimientos. Los gobernantes se han enriquecido groseramente, sin límite alguno, y sin que haya habido sanción para nadie. Llegó la hora, es tiempo de hacer justicia. No reaccionar, seguírnosla calando, no es de un pueblo de libertad y libertadores, de un pueblo digno. Tenemos que apretar el paso. Adelante, es urgente sacudirnos el yugo.
Que somos hoy un pueblo hambriento, desgraciadamente está a la vista; que nos estamos muriendo de hambre, ya no es una expresión popular ni una manera de decir las cosas, es una realidad lacerante. Se ha incrementado la mortalidad infantil en Venezuela, las cifras llenan de indignación a quien tiene sangre en las venas, los ejemplos sobran. Acabamos de leer cómo un bebé en el Zulia murió por desnutrición severa, y van seis en el mismo estado petrolero, del que se dice es un estado rico. En Maturín murieron otros 10 más en neonatología del hospital de la ciudad. ¿Quién paga por esos muertos? ¿Quién dará con sus huesos en prisión por permitir impunemente, hasta ahora, que se estén muriendo como animalitos?
Los venezolanos más humildes que están naciendo en su patria en estos días de desgracia, llegan a hospitales sin alimentos ni medicinas, y ya ni siquiera una humilde cuna los anidará, serán acunados en cajas de cartón, como ya está ocurriendo; abren los ojos ante esta realidad dramática. Abramos lo ojos nosotros también. Es hora de actuar y pasar la página.
Es obvio que la alternativa democrática transita el sendero constitucional, si bien sabemos que estamos enfrentando a un dictador, a un régimen despótico que no le para a la Constitución ni a las leyes, que desprecia los derechos humanos y que tiene como único objetivo sostenerse en el poder. La lucha no es fácil, pero alcanzar el objetivo es un imperativo impostergable. Para ello es indispensable claridad en la meta y firmeza en la actuación. Nada ni nadie puede movernos la brújula. Salir de un dictador no es tarea de votos, no estamos ante un demócrata que se somete a reglas preestablecidas en la Constitución. Por eso, sin salirnos del sendero constitucional, y sin creer en pajaritos preñados ni en la palabra de un mentiroso compulsivo -que como ya dijimos no tiene otro objetivo que mantenerse en el poder- tenemos que avanzar con el pueblo fatigado por la dictadura y hambriento de justicia. Estamos apuntando hacia el referéndum revocatorio y tenemos que hacer todo lo necesario para lograr el objetivo, que no es otro que la inmediata salida de Nicolás, haya o no, al final del camino, el revocatorio formal.
Cuando las cunas son de cartón nace un tiempo distinto, aparece una realidad que ya no admite pinturita y mejoras, sino un cambio profundo como el que estamos anhelando. Adelante, pasemos la página ya. No más cunas de cartón para los hijos de un pueblo digno y libre.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano