En 206 años, Venezuela ha tenido 26 constituciones, 12 golpes de estado (sin contabilizar los intentos fallidos) y más de 30 años sometidos a dictaduras, lo que demuestra que somos una república frágil y en construcción. Cada interrupción del hilo constitucional ha representado un “volver a empezar” que nos mantiene en el estatus de “Estado fallido”
La famosa pero desdichada frase de Francisco de Miranda “bochinche, ¡bochinche! Esta gente no es capaz de hacer sino bochinche” pronunciadas en el momento en que Bolívar y otros patriotas lo entregaban a los realistas, a mi modo de ver ha determinado el desarrollo de nuestra historia, como una maldición se ha internalizado en nuestra cultura, siendo la improvisación una de sus características principales “como vaya viniendo, vamos viendo”
El precio que hemos tenido que pagar por la improvisación ha sido muy costoso, los altos índices de marginalidad colocan a la sociedad venezolana en una desventaja considerable frente al resto de las naciones mundiales, una brecha que cada día se hace más grande, sin embargo, pienso que ninguna sociedad se suicida y nunca será tarde para tomar el camino correcto, lo importante es asumirlo cuanto antes.
Recientemente publicaron la última encuesta de la empresa Venebarometro, cuyos resultados interesantes muestran un inobjetable deseo de cambio, invitándonos a soñar con la posibilidad de volver a tener la oportunidad de construir un Estado moderno y soberano, en donde sus instituciones estén equilibradas y encima de las particularidades, garantizando un Estado de Derecho que permita a sus ciudadanos ser libres en igualdad de condiciones.
La encuesta, evidencia un liderazgo compartido, siendo la opción de “ninguno” uno de los más altos, pareciera que los resultados son desesperanzadores, pero a mi modo de ver es lo contrario, pienso que son una oportunidad en el actual contexto de transición que claramente queda evidenciado (80% de los encuestados desean un cambio), el hecho de no existir una fuerza que aplaste a la otra, obliga irremediablemente a buscar un acuerdo que rompa el esquema actual de confrontación y permita generar respuestas a la grave crisis que afecta negativamente a los venezolanos (85% según la encuesta mencionada).
Una vez más, los venezolanos tenemos la oportunidad de ponernos de acuerdo sobre un proyecto de República que garantice paz y bienestar a sus integrantes, para ello será necesario dejar el “ensayo y error” de lado, enterrar los muertos y avanzar en un modelo inclusivo a largo plazo que no deje a ningún sector de la sociedad venezolana fuera de él, seguramente habrá que corregir muchas cosas en el camino, lo que los politólogos llaman “política social inteligente” pero manteniendo el objetivo central intacto: pasar de una república bochinchera a una república como se la imagino el artista Honore Daumier en su obra de 1848 “La Republica”, fuerte, seria y capaz de alimentar e instruir a sus hijos.
DC / José Lombardi / @LombardiJose