Ella deberá pasar ocho años en prisión. Él sólo tres y medio tras alegar legítima defensa. Este matrimonio de Valdemorillo, Madrid, ha sido condenado por intentar matarse entre ellos después de una discusión por «motivos económicos».
Según la sentencia, tras la discusión, la mujer cogió un revolver que había en la vivienda y esperó a su marido en el garaje a las 7 de la mañana «con la intención de matarlo». Presumiblemente para que no la reconociese, se cubrió el pelo con un gorro de ducha, se tapó parte del rostro con la manga cortada de un jersey y se puso dos pares de guantes.
Cuando su marido abrió la puerta del garaje, ella le disparó repetidas veces y una de las balas le alcanzó en la espalda. El marido, ya herido, se volvió hacia ella y le quitó el arma y, también con la misma intención de acabar con su vida, le disparó en el vientre.
Ambos sobrevivieron a los respectivos ataques. Por eso, el juez les condena a ambos por cometer los delitos de asesinato en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas por el revolver que utilizaron para atacarse entre ellos.
Alegaron defensa propia
Los hechos ocurrieron en 2011 y fueron juzgados por la Audiencia Provincial de Madrid, que les condenó a ambos a 8 años de prisión. Sin embargo, el tema ha llegado en estos años ante el Tribunal Supremo. El matrimonio alegó que intentaban defenderse el uno del otro: ella porque temía por su vida y él porque ella tenía un arma.
Al final, el juez considera «innegable» que la intención de la mujer era acabar con la vida de su esposo y le niega la rebaja de condena. Además añade que aunque el disparo no le hirió de gravedad, le disparó «a corta distancia y hacia las vértebras dorsales» por lo que su voluntad era hacer el mayor daño posible.
«Si no lo mató, no fue por su voluntad, sino por la reacción de su marido que le arrebató el arma», sentencia el juez.
En cuanto al marido, el Alto Tribunal acepta rebajarle la condena en parte, ya que considera que disparó en «legítima defensa» aunque de forma «incompleta». Esto significa que está «en parte justificado un comportamiento defensivo».
Lo que no se ha creído el tribunal ha sido su alegato de que «se produjo un forcejeo y que el disparo fue fortuito y sin intención». Por eso, tendrá que pasar 3 años y medio en prisión.
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