David Wartinger, urólogo e investigador de la Universidad Estatal de Michigan, EE.UU, notó que muchos de sus pacientes aseguraban que sus cálculos renales habían desaparecido, por lo que empezó a buscar un vínculo común entre todos.
Buscando respuesta a esta gran incógnita, el urólogo descubrió que sus pacientes si poseían un nexo y era que amaban subirse a las montañas rusas, que mezclan la velocidad con la gravedad.
El especialista decidió encabezar un estudio que tuvo como objetivo dilucidar si en verdad los efectos que genera subirse a la montaña rusa repercuten en forma positiva en la expulsión de los cálculos en los riñones.
Wartinger sumó a otro reconocido urólogo, Marc Mitchell, y en post de simular un riñón natural, utilizaron una impresora 3D. En este módulo artificial incluyeron 3 cálculos renales. “Nuestro modelo duplica los espacios anteriores como las ramas de un árbol. En esos pasajes es donde se forman las piedras”, explicó Wartinger.
Una vez culminado este riñón, se trasladaron a realizar el experimento con Disney World, una vez allí cargaron los prototipos en una mochila y se subieron en 270 ocasiones a tres de las montañas rusas más populares del parque.
Los resultados, que fueron publicados en The Journal of the American Osteopathic Association, revelaron los efectos positivos de las montañas rusas. Las piedras fueron removidas en un 64 % de los casos cuando los tripulantes se ubicaron en la última fila, en contraste con solo un 16 % cuando ocuparon los primeros lugares de la atracción.
Las vueltas trepidantes promoverían la liberación de cálculos renales en más cantidad que otras con giros de 360 grados. Wartinger reveló que estos juegos mecánicos favorecen a las piedras más pequeñas en los riñones. Solo los cálculos de 5 milímetros, desaparecen.
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