El Papa Francisco se reunió este fin de semana con Arturo Sosa y los miembros de la Congregación General Jesuita, a los que les pidió obediencia, misericordia y servicio al prójimo. Francisco les dirigió un discurso en el que les pidió además acudir a las periferias para ayudar a todos los hombres.
Acorde a lo informado por ACI prensa, Francisco señaló a los jesuitas “Como os han dicho en varias ocasiones mis antecesores, la Iglesia os necesita, cuenta con vosotros y sigue confiando en vosotros, de modo especial para llegar a los lugares físicos y espirituales a los que otros no llegan o les resulta difícil hacerlo”, dijo Francisco.
El Papa les pidió “caminar juntos –libres y obedientes– caminar yendo a las periferias donde otros no llegan, bajo la mirada de Jesús y mirando el horizonte que es la Gloria de Dios siempre mayor, el que nos sorprende siempre”.
Francisco habló de la regla de vida de la Compañía de Jesús y les recordó algunas de sus características recordándoles que “tanto la pobreza como la obediencia o el hecho de no estar obligados a cosas como rezar en coro, no son ni exigencias ni privilegios, sino ayudas que hacen a la movilidad de la Compañía, al estar disponibles para correr por la vía de Cristo Nuestro Señor teniendo, gracias al voto de obediencia al Papa, una más cierta dirección del Espíritu Santo”.
“El caminar, para Ignacio, no es un mero ir y andar sino que se traduce en algo cualitativo: es aprovechamiento y progreso, es ir adelante, es hacer algo en favor de los otros”.
Este aprovechamiento no es otra cosa que “el criterio práctico de discernimiento propio de nuestra espiritualidad”, subrayó el Pontífice.
“El aprovechamiento no es individualista, es común” pero “caminando y ‘progresando’ en el seguimiento del Señor, la Compañía va armonizando las tensiones que contienen y producen inevitablemente la diversidad de gente que convoca y las misiones que recibe”, añadió.
Además, indicó que “una buena noticia no se puede dar con cara triste”. “La alegría no es un plus decorativo, es índice claro de la gracia: indica que el amor está activo, operante, presente. Por eso el buscarla no debe confundirse con buscar ‘un efecto especial’, que nuestra época sabe producir para consumo, sino que se la busca en su índice existencial que es la ‘durabilidad’”.
Explicó que “las reglas para sentir con la Iglesia no las leemos como instrucciones precisas sobre puntos controvertidos (alguno podría resultar extemporáneo) sino ejemplos donde Ignacio invitaba en su tiempo a ‘hacer contra’ al espíritu antieclesial, inclinándose total y decididamente del lado de nuestra Madre, la Iglesia, no para justificar una posición discutible sino para abrir lugar a que el Espíritu actuara a su tiempo”.
“El servicio del buen espíritu y del discernimiento nos hace ser hombres de Iglesia –no clericalistas, sino eclesiales–, hombres ‘para los demás’, sin cosa propia que aísle sino con todo lo nuestro propio puesto en comunión y al servicio”, dijo Francisco.
DC | Agencias