La DEA planeaba una reunión entre su informante y Cilia Flores
José Santos Peña, conocido como CS-1 e informante de la DEA en el caso de los sobrinos de Cilia Flores, explicó a la defensa que el agente especial del organismo antidrogas, Sandalio González, le había pedido que consiguiera una reunión con la Primera Dama venezolana. Pero que no había logrado tener éxito.
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La defensa trataba de establecer un vínculo personal entre Santos Peña y los Flores para desacreditar su información. Para ello le cuestionó sobre los mensajes de texto con González en donde aseguraba que se quería “chingar a Cilia Flores” y agarrarla por la vagina.
El informante que perdió sus beneficios procesales por mentir bajo juramento al negar que seguía haciendo negocios de narcotráfico desde la cárcel, explicó a la defensa que se trataba de una broma porque “El agente González quería ver si era posible que yo me entrevistara con ella”.
Durante la mañana del sexto día del juicio que enfrentan Efraín Campo Flores y Franqui Flores De Freitas, la Fiscalía le informó a CS-1 que no recibiría la carta 5K, una carta que le entrega al juez para que considere sentencias reducidas, que había negociado en su acuerdo de culpabilidad en septiembre de 2016. Las mentiras del informante pusieron en aprietos a la Fiscalía al abrir camino a la defensa para sembrar dudas en el caso Flores. Pues, Santos Peña mintió frente al jurado al negar que continuara involucrado en el narcotráfico.
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La defensa reprodujo los audios de unas llamadas telefónicas realizadas por el informante desde el centro penitenciario donde se encuentra recluido. Allí, a pesar del mensaje del centro diciendo que las llamadas serían grabadas, Santos Peña daba órdenes para seguir con el negocio.
El controlador aéreo
Luego de muchos intentos de la defensa de evitar el testimonio de Carlos González, controlador aéreo del aeropuerto de Roatán (Honduras), fue admitido por el Juez Paul Crotty. González, que nunca se reunió personalmente con ellos, explicó que participó en una reunión el 5 de noviembre de 2015 con “El Sentado”, tres mexicanos, Roberto Soto García (el otro acusado del caso) y un funcionario de la policía hondureña.
El testigo declaró que si bien él no se reunió personalmente con los acusados, en la reunión se hablaba de que los dueños de la mercancía eran unos venezolanos que sacarían la droga desde un aeropuerto internacional de Venezuela a través de un hangar presidencial.
González explicó cómo sería el plan y cómo él se encargaría de controlar a las autoridades aeroportuarias y de seguridad hondureñas. Tanto Soto, como González, aclararon a “El Sentado”, que también era un informante de la DEA, que ellos no podrían controlar a la DEA ni al clima, por lo tanto idearon un “plan B” en caso de que hubiese algún inconveniente. Desviar el cargamento a una zona montañosa llamada Mosquitia, en el departamento Gracias a Dios.
González explicaba que el avión sería desviado si hubiese una alerta sobre ese vuelo en el aeropuerto de Roatán. Sin embargo, no lo creía probable porque el avión viajaría “limpio”, es decir con permiso de entrada al país, plan de vuelo y con toda la documentación de los pilotos.
Soto sugirió que llevara 4 pasajeros para que pareciera un vuelo ordinario y no levantara sospechas. Además, así el vuelo podría hacer dos viajes con la droga: uno cuando “dejara” a los pasajeros y otro cuando los “recogiera”.
El testimonio de González fue usado por la Fiscalía como una forma de dar contexto al jurado, y no como evidencia. Al no haber participado directamente con los acusados no puede ser admitido dentro de la evidencia del caso. Pero además, del contexto podría inferirse del mismo plan del que hablaban Campo Flores y Santos Peña en sus chats de Blackberry Messenger.
Lo que falta
Se espera que para el día de hoy, séptimo día del juicio, sea llamado a testificar Juan Gómez, conocido como CS-3, y se cierre el testimonio de Carlos González. El Juez Crotty espera que mañana el jurado pueda dar inicio a sus deliberaciones y conseguir un veredicto unánime.