La mujer que el pasado domingo lloraba desconsolada mientras se aferraba a la ropita de su hijo de un año muerto como consecuencia de una venganza en Zulia, ahora sufre la pérdida de su esposo Lanser Enrique Toncell Palomino, quien desde ese día se mantenía grave en un centro de salud de Maracaibo.
El hombre de 32 años y su hijo Sebastián Toncell, de un año y medio, recibieron disparos de un presunto sicario cuando llegaban a su casa ubicada en el barrio Aníbal Ospino, de la capital zuliana, en horas de la madrugada del pasado domingo.
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Aunque los allegados a la familia habían señalado el hecho como un robo, posteriormente se conoció que los gatilleros no cruzaron palabras con sus víctimas, solo llegaron al sitio y dispararon contra el padre, en el momento que tenía en brazos a su bebé. Dos de las balas impactaron al niño, una en su pecho causándole la muerte de forma inmediata, la otra lo hirió en una pierna.
Sobre el padre se conoció que estuvo procesado en el año 2007 por delitos informáticos. Sin embargo, no se confirmó que tuviera enemigos o recibiera amenazas recientes.
Por otra parte, trascendió que el asesino de padre e hijo está plenamente identificado por los efectivos que investigan el crimen. Se trató de un hombre que actuó solo para asesinar Lanser, pero sus balas alcanzaron al pequeño.
Los funcionarios estarían a la espera de una orden de aprehensión para ejecutar su rastreo y captura.
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