Testigo de las numerosas arengas de Fidel Castro durante medio siglo, la Plaza de la Revolución recibía el lunes a millares de cubanos que se acercaban a honrar y despedirse del líder revolucionario.
Con banderas cubanas y retratos de Fidel Castro la gente formó largas filas desde la madrugada y horas después ingresó silenciosos a la plaza para rendirle tributo a su histórico comandante.
Personas solas, algunas en sillas de ruedas, en familia u ordenadas por instituciones asistían al primer acto de homenaje masivo a Fidel Castro, quien murió el viernes a los 90 años.
«Se ha muerto el más grande de los hombres», dijo a The Associated Press Claro Alfonso Pérez Martínez, de 73 años. «Fidel ha sido un paradigma para el mundo, no solamente para nuestro país… por eso me duele tanto».
El acceso a la plaza comenzó alrededor de las 9 de la mañana (1400 GMT) cuando resonaron 21 disparos de salvas de artillería en un fuerte de La Habana y en otra fortaleza de la provincia oriental de Santiago de Cuba.
«Desde las 4 de la mañana estamos despiertos y vinimos para acá», relató a AP Tania Jiménez, una matemática de 53 años que llevaba una rosa y banderas cubanas. «Fidel para nosotros es todo, es el alma de este país; lo dio todo, toda la vida», agregó y rompió en llanto.
Después de ingresar a la plaza los asistentes, entre los que también se encontraban algunos turistas, pasaban silenciosos frente a un altar en el memorial al héroe José Martí que exhibía un retrato de Fidel Castro con uniforme verde olivo, su característico gorro y una mochila sobre la espalda, flanqueado por guardias de honor y estudiantes de escuelas secundarias.
A su lado fueron colocadas coronas de flores blancas y una cinta en la que se leía: «El Partido Comunista de Cuba único heredero legítimo del legado y la autoridad del comandante en jefe de la revolución cubana, el compañero Fidel Castro».
No se ha informado oficialmente si en los actos del lunes y martes en la plaza estarán las urnas con las cenizas de Castro.
A su vez, un retrato de un joven Fidel Castro de nueve pisos de altura se sumó a las grandes imágenes de guerrilleros caídos que observan la gran Plaza de la Revolución.
Tras 10 años de gobierno de su hermano menor Raúl Castro, un sucesor relativamente discreto y alejado de las cámaras, Cuba se volvió a ver inundada por las imágenes y palabras del líder que dominó las vidas de varias generaciones. Desde su muerte los diarios, la radio y la televisión estatales han hecho homenajes a Fidel Castro emitiendo sin cesar imágenes de sus discursos, entrevistas y viajes al extranjero intercalados con anécdotas elogiosas de cubanos destacados.
«Él no está muerto, él vive en el corazón del pueblo, de Latinoamérica y el mundo», señaló Inalvis Veranis, una enfermera de 64 años que asistía al primer día de homenajes junto a un grupo de compañeras y médicos de un hospital de La Habana.
«Yo venía a casi todos sus discursos», recordó.
La plaza fue testigo de numerosas arengas de Fidel Castro, quien dirigió los destinos de la isla por más de medio siglo.
«Venimos a decirle adiós al comandante, a reafirmar nuestro apoyo a la revolución», dijo Sandra Aguilar, una médica de 48 años. «Era el gran guía, el padre de la revolución».
La última vez que Fidel Castro le habló desde allí a la multitud fue el 1 de mayo de 2006, dos meses antes de que cediera el poder de manera temporal a su hermano Raúl por enfermedad. La primera vez en ese bastión icónico, antes llamado Plaza Cívica, había sido el 8 de mayo de 1959 después del triunfo de la revolución.
Las autoridades informaron que además del tributo presencial en la plaza los cubanos podrán en numerosos puntos del país firmar un documento que contiene el juramento a Castro, sus ideales y el socialismo.
Prácticamente todas las escuelas y oficinas del gobierno estarán cerradas durante los homenajes.
Sus cenizas partirán luego en una procesión de tres días hacia el este de la isla recorriendo el camino inverso que hicieron las tropas que el barbado lideró desde las montañas de Sierra Maestra.
Las cenizas serán enterradas el domingo en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande del país.
Desde el viernes la mayoría de los cubanos se han quedado en sus casas, lejos las calles en silencio por la prohibición de reproducir música o realizar celebraciones durante los nueve días oficiales de luto.
AP