“La economía no miente” Por Alfonso Hernández Ortíz (@AlfonsoZulia)

Buscando respuestas ante la debacle económica que estamos atravesando los venezolanos, y que ha llevado al grado de la desesperanza, a la diáspora poblacional de quienes tienen el privilegio de huir a cualquier país del mundo para buscar mejores oportunidades y ante quienes se ahogan en la desesperación e incertidumbre, sobre los escenarios futuros que prometen ser devastadores, según los pronósticos y análisis de los opinadores de oficio que se concentran en el problema y profundizan en la crítica, pero se les olvida presentar una propuesta; he optado por revisar experiencias similares a la nuestra y mostrar ideas que sirvan de luces para los tomadores de decisiones y para crear conciencia en la opinión pública.

Desde la misma perspectiva, muchos siguen esperando que los intentos de “diálogo”, entre los representantes del pésimo gobierno y de la errática oposición representada en la MUD, puedan lograr salidas viables a la crisis política generalizada que coyunturalmente atravesamos, aunado a los niveles de estanflación, caracterizada por una alta inflación y un decrecimiento económico y que cuando se producen a la vez se convierte en una bacteria letal para cualquier  economía. Lo más grave aún es que ni el gobierno toma los correctivos, ni la oposición presenta una propuesta, ni una alternativa, en palabras coloquiales, “ni lavan, ni prestan la batea”.

En tal sentido, es propicio exponer en las líneas siguientes, modelos estudiados por especialistas en materia económica, que pueden ser evaluados por la clase política, para lograr colocarle un dique a la catástrofe económica que vivimos, ya que de no hacerlo, la explosión social será inevitable, hasta de mayor magnitud  a la del “Caracazo del 27 de febrero de 1989”, ya que los niveles de pobreza, el espiral inflacionario, la escasez, el alto costo de la vida, la corrupción gubernamental, la ausencia de nuevos referentes políticos distintos a las máculas del PSUV y de la MUD, aunado a la falta de legitimidad del gobierno, acelera el caldo de cultivo en los sectores populares que podría derivar en un sacudón social.

En este orden de ideas, sería propicio revisar lo planteado por el Papa Francisco  Francisco: “Una economía comunitaria, podría decir una economía de inspiración cristiana, debe garantizar a los pueblos la dignidad, y la prosperidad sin excepción alguna. Esta economía no sólo es deseable sino también posible”.

Sustentadas estas palabras del Santo Pontífice, cito el trabajo realizado en la India por el economista Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz 2006, “por su lucha por una economía justa para las clases pobres”. Creador del microcrédito y fundador del Banco de los Pobres, orientado en prestar dinero a personas que no tenían acceso a los créditos bancarios tradicionales, dado que no cumplían las condiciones requeridas habitualmente en concepto de aval para garantizar el reembolso de la suma prestada. El banco se creó para conceder créditos únicamente a las personas más desfavorecidas, convirtiéndose éstas en accionistas de la entidad.

De igual forma, para seguir la línea de los gobiernos catalogados de “izquierdas”, como el de Rafael Correa en Ecuador,  podrían seguir las directrices económicas de Ha-Joon Chang profesor de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, considerado como uno de los economistas más influyentes del mundo, quien ha trabajado como asesor del gobierno ecuatoriano; recomendando que debe mantenerse la economía dolarizada, enfocarse en el desarrollo de la industria, para evitar la dependencia de commodities, como el petróleo, y lograr el dialogo social entre el gobierno y la empresa privada, para ponerse  de acuerdo en qué sectores puede desarrollarse el país, para diversificar las exportaciones.

Finalmente, para los más pragmáticos podrían evaluar las ideas de Guy Sorman, economista y filosofo francés, quien considera que sólo hay dos opciones en lo que respecta a la política económica aplicable: la socialdemócrata, con un grado mayor de intervención del Estado y la liberal donde el Estado cumple unas funciones mínimas, pero necesarias; precisando que  lo único que importa son las buenas decisiones en materia de política económica.  «Hay algo peor que eludir la realidad; la intervención pública a destiempo puede hundir una economía en la depresión, la economía no miente”.

 

DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo – Abogado / @AlfonsoZulia / dialogopublico@gmail.com

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