Voy a decirlo como quiero hacerlo desde hace ya tiempo, Nicolás es pavoso. Hay personas, animales y cosas en todos los países del mundo y en todos los tiempos que son pavosos, Nicolás lo es en exceso, es groseramente pavoso, lo que mira o toca lo desbarata. Ya basta, levantemos con fuerza la voz, tomemos la calle, vamos a sacudirnos esta pava que nos hunde en el atraso.
¿Vamos a seguir calándonos esta melodía aturdidora? Maduro y sus cómplices no hacen otra cosa que burlarse de todos nosotros en nuestras propias narices, se burlan del pueblo como les viene en gana, administran a su antojo los bienes públicos y el cogollo roba sin límites y con absoluta lenidad; atropellan brutalmente a la gente, los derechos humanos no cuentan y la Constitución es violada sin disimulo. Esta es la verdad, ¿o no? ¿Hasta cuándo?, ¿cuándo nos vamos a rebelar, o seguimos aguantando callados? Es la hora de ponerle fin a la mavita del régimen.
La pava de Nicolás cae sobre toda la vida social, política y económica del país, todo le sale mal a los efectos de los intereses de Venezuela. La mala suerte de Nicolás es contagiosa. De él podría decirse -como reza el cuento popular- que si compra un circo le crecen los enanos.
De la pava de Nicolás no escapa nadie, ni los propios chavistas. El desbarajuste en el PSUV no tiene comparación, se ponen zancadillas y viven en un permanente infierno, Diosdado se cree el único dueño del partido y otros reclaman pretendidos derechos recibiendo mazazos como respuesta. Los pesuvistas sufren al igual que todos los venezolanos la mavita de la inflación, la delincuencia y la corrupción. Hasta los narcosobrinos, empavados por Nicolás, están enchironados.
La pava cayó sobre el bolívar venezolano, nuestra moneda no vale nada. Todo lo que acontece al lado del bolívar es una locura. ¿Quién entendió eso de sacar de circulación, en pocas horas, los billetes de 100? ¿Qué hay detrás de eso que choca con la lógica y lo racional? Tal vez se procura incrementar la ocupación emocional y efectiva del tiempo del venezolano, para alejarlo de pensar y actuar en el cambio político indispensable. Yo estoy convencido de que si no hay alimentos y medicamentos en una mayor proporción, es porque así lo quiere el régimen, no por “malucos”, sino porque así nos tienen ocupados y preocupados, mientras ellos medran en el poder, que es lo único que les interesa. La carrera y afán en estos días es salir de los billetes de 100, pocos o muchos, que podamos tener en el bolsillo. Mientras tanto, pasan los días.
Lo que ocurre con la moneda es la más clara demostración de que en la política económica y monetaria del país faltan dos elementos esenciales, sin los cuales no puede haber progreso: seguridad jurídica y confianza. ¿Quién invierte, quién apuesta en el juego económico del país, si las normas cambian cuándo y cómo le dé la gana a un ignorante en economía y en muchas otras áreas del saber, como es el Sr. Maduro? Él actúa muchas veces por su propia iniciativa en materia económica y monetaria, lo cual es un absurdo, la economía del país -es decirla vida del pueblo- no puede estar en manos de la improvisación y la ignorancia. Otras veces actúa orientado por asesores que sería preferible no tener. La inestabilidad en las normas es enemiga del progreso económico.
El otro elemento está íntimamente ligado a la seguridad jurídica, la confianza. Si no hay confianza en nuestro signo monetario, su destino es bajar, bajar y bajar. ¿Quién en su sano juicio que posea suficiente dinero, prefiere mantenerlo en cuentas bancarias en el país, en lugar de cambiarlo a euro, dólar u otro signo monetario estable y seguro? Si no hay confianza no hay vida. En Maduro no confía ni la propia primera combatiente, además, Nicolás es pavoso. Aléjate.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano