Un joven de 17 años estaba desaparecido desde hace dos días y, ayer, lo encontraron muerto en la calle seis del sector uno de Los Pocitos, al oeste del municipio Iribarren del Estado Lara.
El lunes 19 de diciembre, en la tarde, aproximadamente a la una, el adolescente le comunicó a la abuela, con quien vivía en el sector cuatro del mismo barrio donde lo localizaron muerto, que saldría para cortarse el cabello. Pero no regresó. Tampoco llamó por teléfono a la señora, como solía hacerlo con cierta regularidad, recordó el tío del muchacho, Pedro Cordero.
El pariente no recuerda de su sobrino una conducta similar capaz de alarmar a la familia por ausentarse largos periodos sin avisar con antelación. Aunque esa no era una conducta normal, esperaron hasta ayer miércoles para reportar la desaparición, indicó Cordero.
La angustia terminó de apoderarse de los abuelos, cristianos evangélicos del adolescente, cuando una persona desconocida se comunicó por teléfono con el pastor de la congregación a la que asisten, para advertirles que buscaran el cadáver del menor de edad, porque lo habían dejado abandonado en un sitio recóndito.
En efecto, la notificación de la muerte del muchacho era verdadera, pero en vez de dejarlo oculto los homicidas decidieron dejar el cuerpo cerca de la casa donde residía.
Vestido solo con bermudas, inflamado y cubierto de polvo fue dejado el cuerpo boca abajo a un lado de la calle. Los vecinos que estuvieron en el sitio del hallazgo desde las primeras horas de la mañana, al llegar sintieron un leve olor a quemado, detalle por el cual pensaron que los autores del crimen intentaron envolver en llamas a la víctima, en el mismo sector.
A simple vista no se le observaron orificios de balas. Sí tenía parte de la piel del abdomen rasgada y los perros, contaron los habitantes de la zona, le arrancaron parte de uno de los brazos.
Como estaba en fase de descomposición el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) trasladó los restos humanos a la morguecita, en el Cementerio Nuevo, donde hoy el médico forense examinará el cuerpo para determinar las causas de la muerte.
El occiso era el mayor de cinco hermanos y desde pequeño la abuela se comprometió con la crianza. Abandonó los estudios de bachillerato recientemente para dedicarse a trabajar como ayudante de construcción.
DC|EI