Jesús Chuo Torrealba tiene un mérito destacado en el infierno político venezolano. Desde que asumió en 2014 la Secretaría General de la alianza opositora, Mesa de Unidad Democrática, ha logrado que esa coalición de una treintena de fuerzas se mantenga unida en medio de situaciones cada vez más gravosas. Este periodista y político, ex militante comunista, fue uno de los artífices de la victoria opositora que conquistó en diciembre pasado el Congreso por primera vez en los 17 años de chavismo. Divertido, siempre jugó en aquellos días con su pronunciada calvicie para anunciar que así sería el Congreso después del comicio “sin cabello”, por Diosdado Cabello, el segundo o quizá el primer dirigente más fuerte del país junto al acosado presidente Nicolás Maduro que encabeza por entonces el legislativo. Pero Chúo ahora ve une escenario mucho más complicado. Advierte que el régimen se ha endurecido, pateoóel diálogo que mediaba el Vaticano y frente al abismo de la crisis de pobreza y creciente rechazo popular, hay sectores dispuestos a intentar un golpe palaciego al estilo del “fujimorazo” peruano, cerrar el Parlamento y reprimir a la oposición cada vez más activa. “No se debe creer que eso pueda ser un absurdo en la Venezuela actual”, sistiene en esta entrevista telefónica con Clarín desde Caracas. La reciente crisis con el corralito de los billetes de 100 bolívares que hizo arder al país fue, dice, un intento para provocar conmoción social y justificar ese asalto.
-¿Quién se equivocó con el diálogo mediado por el Vaticano? ¿La iglesia, que se confió creyendo que podía cambiar la realidad, o ustedes que pensaron lo mismo?
-El gran equivocado es el régimen que cree que puede sobrevivir a espaldas de lo que es la democracia occidental y el siglo XXI. El régimen ha tenido varias señales claras de su obsolescencia y de la inminencia de una transición, la primera y clarísima fue el triunfo de la oposición en las legislativas de diciembre (2015) dato concreto de cambio; una segunda oportunidad que tuvo el gobierno para ubicar los pininos de una transición en paz lo tuvo con la alternativa del referendo revocatorio, una solución pacífica y electoral a un drama político que es el de tener un gobierno que no gobierna.
-¿El diálogo es el tercer fracaso?
-El diálogo era establecer un espacio para la interlocución política y resolver. El gobierno no atendió ni al dictamen de la soberanía popular al referendo ni a la interlocución política. Entonces el gran equívoco es del gobierno porque las bayonetas sirven para cualquier cosa menos para estar sentado sobre ellas.
-¿El régimen manipuló el diálogo para evitar el refrendo al menos hasta el 10 de enero,cuando vencía la posibilidad de elecciones?
-La verdad es que esa fecha se transforma en un arma precisamente para el gobierno. A partir del 10 de enero la cabeza que queda más insegura en Venezuela es la de Nicolás Maduro porque hasta el 10 de enero para el conjunto del régimen la defensa de Maduro era la defensa de todos pero desde ese momento es factible que salte Maduro y que el régimen pretenda sobrevivir de un modo aún mas duro.
-¿Eso sería por la debilidad del presidente o porque el régimen se ha endurecido más?
-El régimen lo ha utilizado a Maduro hasta ahora como mascarón de proa. Desde el 10 de enero su salida aun por revocatorio no genera la obligación de realizar elecciones y el sucesor lo designan ellos. Ahí Maduro se torna prescindible especialmente debido a la crisis económica pavorosa que se está viviendo. Con esa salida el régimen intentaría mantenerse. Y también por eso no lo han hecho antes.
-¿Es monolítico el régimen?
– No es una totalidad homogénea. Hay factores en el gobierno, minoritarios, que quisieran una salida negociada, y obtener garantías en medio de una transición controlada. Han hecho intentos y enviado mensajes. Pero la facción dura, la facción acorralada por sus propias cuentas pendientes, ha terminado imponiendo la ruptura de todo intento de negociación política y eso nos lleva al gran peligro que hoy enfrenta Venezuela. Existe la posibilidad de que el régimen aplique un fujmorazo, de que el gobierno desconozca el poder legislativo para pasar definitivamente a una dictadura clásica. Esto que sería impensable a la luz de la lógica política convencional es sin embargo un peligro cierto. Yo creo que esa es la advertencia que hay que anunciar en este momento. De esto hablamos contigo en diciembre hace un año cuando se votó en las legislativas pero parecía improbable, ahora en cambio se ha reafirmado.
–Pero una salida de ese tipo sería insostenible y aislaría más al país.
-Ciertamente, es así. Puede durar dos días, dos semanas, dos meses, pero el tiempo que dure tendrá un alto costo social. Hay que tener en cuenta que el gobierno tiene en su adn el manejo del caos, lo ha hecho en diversos momentos y han podido surfear las olas del caos y terminar relativamente bien parados. No nos sorprende que haya quienes creen que ahora otra vez el caos les puede convenir.
-¿El retiro del billete de cien bolívares tuvo ese propósito?
-Es evidente que los niveles de torpeza exhibidos no pueden ser evaluados con ligereza. No se puede creer, simplemente, que la aparente torpeza sea producto de la casualidad. Sacar de circulación 6.101 millones de billetes en plena temporada navideña para no sustituirlos con nada, eso es una agresión más que una provocación política, ciertamente … Hay que tener en cuenta que aquí la inflación está desbocada y hay hambre en amplias capas de la población. Ese es el contexto. Lo del fujimorazo puede sonar absurdo, pero absurdo fue también lo que hicieron con el billete, y absurdo fue antes secuestrar judicialmente el referendo revocatorio. Aquí la realidad está cargada de absurdos, nada puede sorprender.
-¿Qué reacción esperan de las FF.AA. especialmente de los mandos intermedios en un escenario como este?
-A diferencia de otros países de la región donde el estamento militar es de características casi de casta, en Venezuela hay una relación con la sociedad muy fluida. De modo que si aquí existe un 80% de descontento con el régimen, es presumible que haya cifras similares en la corporación militar. Pero hay que ser muy claros en esto. Nosotros no queremos una fuerza armada al servicio de la oposición. Queremos una fuerza armada que sea respetada y querida por todo el país y no por los seguidores de un sector político como sucede ahora.
-El tema es que se trata de una situación de crisis institucional y todo puede volverse imprevisible.
-Nuevamente, nuestro discurso es de una visión republicana. No vamos a tratar a las fuerzas armadas como ha hecho este régimen que las transformó en una guardia pretoriana. Lo que queremos es un cambio para que las FF.AA. sean eso, una fuerza nacional al servicio de todo el país. Quiero que se entienda esto muy concretamente. Debe estar al servicio del país despojada de cualquier viso conspirativo o aun de cualquier susurro oportunista.
-¿Que valoración hacen de la decisión del Mercosur de suspender a Venezuela?
-Creo que lo ocurrido en el Mercosur es un síntoma de los cambios profundos que van ocurriendo en la región primero y en el conjunto del hemisferio luego. No tiene cabida en el mundo este tipo de regímenes. Si hasta los hermanos Castro en Cuba que mantenían esa isla como una especie de museo de cera tuvieron que abrirse a los vientos de cambio… Nosotros lo que preveemos es que el endurecimiento del discurso del Vaticano va a corresponderse con un conjunto de nuevas realidades con gestos como el del portazo del Mercosur, con la activación de mecanismos como la Carta Interamericana de la OEA y el protocolo de Ushuaia también del Mercosur. Además, cuando dentro de 34 días se producirá la salida de Ernesto Samper de la Secretaría General de la Unasur (de débil crítica al régimen) y se deba elegir una conducción que refleje las nuevas realidades del continente, será cada vez más evidente que un régimen como el de Venezuela, que está además de espaldas a su propio pueblo, no tiene cabida en la realidad del hemisferio.
-Respecto a Cuba, hay una paradoja. ¿Por qué el chavismo, tan apegado a la isla, opera al revés que el castrismo y no impulsa también un deshielo para atraer inversiones?
– En eso hay una diversidad de intereses que como es presumible no son todos políticos. Pero es cierto que el chavismo le plantea a la dirección cubana una severa dificultad porque le complica su propio proceso de deshielo que además sufrirá una dura prueba con la asunción de Donald Trump en Estados Unidos. Fíjate que Cuba también está pagando los costos de la conducta errática de un gobierno impresentable que no es útil para nadie, ni siquiera para el titiritero cubano.
-¿Pero qué justifica que vayan a la inversa de sus propios y casi único aliado, encerrándose? No se comprende.
-La realdifad también incluye otro aspecto, los niveles de ausencia de cultura política de esta gente son insólitos. No solo ahora con Maduro que es más evidente porque no tiene las dotes histriónicas de Hugo Chávez. Pero incluso cuando Chávez era el hegemón del régimen, la falta de cultura política del gobierno era asombrosa. Que ellos no comprendan, por ejemplo, que el régimen de los Castro es el resultado de unas coordenadas geopolíticas que ya no existen y, en cambio, imitar a ese modelo como era en sus tiempos de gloria es un absurdo. Es como explicarle a Maduro que el mayo francés ya pasó y ocurrió en 1968 o que la minifalda ya la inventó Mary Quant.
-¿Por qué es tan difícil para ustedes tomar la iniciativa y resolver esta crisis?
-No es sencilla la lucha de la oposición venezolana. El gobierno de Nicolás Maduro es un régimen que está derrotado políticamente y es un régimen minoritario, eso es verdad. Pero también es verdad que este régimen minoritario y en derrota tiene muchas fortalezas aun en un país con una economía destruida tiene la palanca de los ingresos petroleros, que son los únicos de la balanza exportadora.
-Pero se han reducido y especialmente respecto al gasto creciente del Estado…
– Son chicos, es cierto, para atender las realidades del país pero cuando se ubica la visual completa de la economía venezolana y se advierte cómo han destruido el aparato productivo privado y el sueño de la Venezuela industrial pos petrolera prácticamente demolieron todo. Lo único que queda en pie precariamente es el ingreso petrolero que controla en forma discrecional el gobierno. Como también la ventaja comparativa muy grande que es el hecho de que en Venezuela no exista salvo la Asamblea Nacional (Parlamento) institucionalidad independiente. Maduro no está expuesto a los rigores que tuvo que enfrentar Dilma Rousseff en Brasil porque acá lo que queda de burocracia está en el puño del régimen. Suma, además, el tema insólito de que en Venezuela el gobierno maneja tanto la violencia legal de los cuerpos de seguridad del Estado como la de los grupos irregulares armados. Unos y otros a l servicio del gobierno. Hay un conjunto de cosas que hace que este gobierno derrotado y en minoría tengan palancas importantes.
-¿Hay además un resto de apoyo popular no también, no es así?
-Es casi un 20 por ciento, con eso Maduro no es un indigente desde el punto de vista del respaldo social. Casi 20 por ciento de apoyo es mucho para un gobierno tan malo, tan dañino como este y se sostiene por el asistencialismo. En consecuencia las tareas de la oposición venezolana son delicadas, en primer lugar hay que derrotar al régimen que no es sencillo. En segundo lugar liderar una transición pacífica a la democracia y en tercer lugar hay que motorizar el proceso de reconstrucción nacional. Estas tres cosas implican que la unidad democrática no solo solamente se mantenga sino que se expanda y fortalezca. Ese es el reto.
-¿Las internas en la alianza opositora hasta que punto se asocian con esas dificultades?
-No, no. En este momento no se puede especular. La mesa nació como alianza electoral, pero ahora debe trasformarse en dirección política de la sociedad democrática venezolana, En este momento no tenemos horizonte electoral a la vista, así que seguir actuando de ese modo y estar compelidos por las aspiraciones de posibles pre candidatos esta fuera de orden. Hoy la MUD se ve obligada a convertirse en dirección política y eso pasa por entender que vamos a enfrentar en el futuro inmediato una situación compleja, muy probablemente vamos a atravesar un proceso de transición sin hegemonía que es uno de los procesos mas exigente y que va a requerir entonces una gran capacidad de diálogo interno. Lo que planteamos es que este relanzamiento de la unidad democrática se produzca en los próximos días, antes de comenzar el año 2017.
-¿Volver a la calle?
-En todos los escenarios de lucha tanto las instituciones como en la calle. Nuestros puntos de referencia ya no están cifrados en acuerdos para candidaturas, sino en una unidad de propósitos. La unidad democrática tiene que plantearle al país cuál será el proyecto de reconstrucción nacional, cuáles serán las características de gobierno de unidad nacional que aspiramos y definir una ruta clara para llegar a ese gobierno. Esto tiene que ser claro, expreso y transparente. El futuro para los venezolanos no es un discurso, es un mapa, un programa de país, un proyecto nacional.
DC|Unidad Venezuela