Por considerar los primeros 15 años de vida como la porción clave en el porvenir, fundamento, fuerza y producción futura de la juventud hacia la globalización, hemos aprovechado la invitación que nos hiciera Valeria, para escribirle, sin improvisaciones, este mensaje de amor, recuerdos y disciplina, producto de la verdad, la coincidencia y la historia. Cumplida la primera parte de su desarrollo, entrará con responsabilidad y esmero, entre los 15 y los 30 años, al segundo escalón de preparación doméstica, intelectual y ciudadana; lista para haber enfrentado los desafíos anteriores, y enfrentar los presentes y futuros.
“Por el año de 1965 llegó a Maracaibo, vendo de Mérida, un joven profesional, de unos 30 años. Eran tiempos en que muchos Merideños que se graduaban en su Universidad y se venían a Maracaibo en busca de oportunidades. Siempre el Zulia presentaba mucho más oportunidades que el resto de los estados occidentales. Era un joven sano, servicial y agradable. Como no era ambicioso, lucía tranquilo y manejaba mucho la parte conceptual, lo cual hacía su conversación simpática y amena. Fue abogado y lo era atendiendo lo chiquito y lo grande. Una vez me dijo que Napoleón Bonaparte aseguraba que “para el hombre grande no hay trabajo chiquito” y, con esos principios, el hombre manejaba sus actividades. Pues bien, óigase bien, este ciudadano se llamó, o mejor, se llama, porque aun vive en muchos corazones en el Estado Zulia, el Dr. Rubén Izarra Hernández, Suma Cum Laude de la Universidad de Los Andes en Derecho Social, Político y Constitucional. Este mismo hombre es el abuelo de esta joya, de esta gema bella y humana que se llama Valeria Beatriz Izarra Rivera quien está cumpliendo 15 años de vida.
Dije joya, porque, en verdad, sus valores morales lucen sobresalientes; dije bella, porque nadie se parece más a su madre que ella; y dijimos humana, porque su formación espiritual y cristiana es parte del acerbo familiar. Valeria posee una dulzura natural que contagia y su sonrisa atrae con fuerza y energía. Tiene prestancia, presencia y levanta el ánimo del más rebelde. Si aparte de todo esto, Valeria es buena amiga, vecina, y, como dicen sus condiscípulas, estudiosa y servicial, entonces su éxito en la vida está asegurado y su felicidad bajará del cielo por mandato de Dios.
Hemos repetido en muchas de nuestras intervenciones que la felicidad es un estado de ánimo y no se compra en la botica. En efecto, hay que buscarla, ganarla y conquistarla con hechos y propósitos, entregando su vida a Nuestro Señor, no necesariamente como monja o cura, sino como cristiana integral.
En tiempos de su abuelo, las cosas eran más fáciles y simples; hoy son complejas y difíciles. Por lo mismo, hay que mantener principios que no deben cambiar jamás; por ejemplo, la honestidad, la ética y los sacrificios para tener derecho y opción a los mejores peldaños.
Vienen años difíciles provocados por la globalización. Ella estará aquí más temprano que tarde y nos exigirá talento, trabajo, eficiencia y responsabilidades. Para superar y ganar a estas exigencias, necesitamos estudios y preparación adecuada y firme que nos garantice nuestra estabilidad compitiendo con destreza y éxito entre los más calificados.
Platón decía que “el hombre es un animal político” y con eso involucraba también a la mujer. No somos todos políticos pero si somos todos ciudadanos. Luego, ello nos obliga a velar por la decencia y el urbanismo de la ciudad y a defender los derechos sociales, laborales y políticos que nos otorga la Constitución a todos como pueblo.
Por último, pensamos que Valeria Beatriz tiene la suerte de contar con tres amigos inigualables, a saber: uno, su abuelo Rubén que le dio sus genes, su herencia biológica y su talento que ya es suyo. El segundo, la gracia que solo tiene su madre Beatriz; tercero, el amor del padre que no la dejará sola nunca. Estos tres amigos, más ella, conforman un cuarteto o algo así como Valeria Beatriz y sus tres mosqueteros bajo el lema “uno para todos y todos para uno”. Que Dios te de todo lo que mereces y ganes en los mejores propósitos de tu vida ejemplar y digna ganados con cariño y dedicación.
¡Felicitaciones Princesa!”
DC / Luis Acosta / Artículista