Elsa, de cuatro meses, nació en un circo ambulante y fue rechazada por su madre. Ahora, la pequeña tigresa siberiana vive atendida por una pareja humana, y está creciendo deprisa.
Monica Farell y Saad Rose, que gestionan un parque con 13 tigres y cinco leones cerca de la costa Báltica en Alemania, cuidan de Elsa en su casa. Allí le dan leche de felino en biberón, junto con pollo, ternera y yemas de huevo.
«Es un trabajo a tiempo completo, como con un bebé», señaló Farell a la agencia dpa. Eso incluye llevar a Elsa a pasear por el bosque o por la playa.
Está previsto que Elsa, que ya tiene garras afiladas e instintos de cazadora, se mude a un recinto en el parque de tigres en marzo, con una tigresa mayor como vecina.