En escritos anteriores me he referido a los problemas psicopatológicos (Síndrome de Ganser) que padece el “engendro heredero”, y sin ser un experto en la temática, por simple deducción lógica, podemos asegurar que tiene un desfase en su personalidad que causa preocupación a los venezolanos, por aquello de que es el ´´hazmerreir´´ del continente. Su popularidad viene en caída libre; hoy, solo un 9% de los venezolanos le cree lo que dice. La mentira, según la RAE, ´´es una expresión o manifestación contraria a lo que sabe, se cree o se piensa´´. A pesar de la escueta definición, el término ofrece un peso específico, es decir, una importancia más que notable en el marco de las sociedades humanas. La mentira es también la inducción al error y más aun, el pacto de fingir, mudar o disfrazar una cosa, haciendo que por las señas exteriores parezca otra y también faltar a lo prometido o quebrantar un pacto. La mentira en las sociedades humanas, la etnografía pone de manifiesto las diferentes posturas que desde, el punto de vista diacrónico, ha tenido siempre: una connotación negativa de manera superlativa en quien la utiliza que corroe las entrañas de la propia civilización; y, desde el punto de vista religioso es catalogada como la ´´mortalidad del alma´´.
La mentira, es y ha sido la filosofía de vida del régimen en los 17 años en el poder; en los últimos tres se ha radicalizado y ha tenido como resultado el descalabro generalizado del régimen. Las respuestas a todo lo ocurrido en esta profunda crisis política, económica, social y axiológica del país devienen, precisamente, de la mentira. En una rueda de prensa dada a periodistas extranjeros en días pasados, ante la pregunta hecha por una periodista de Bloomberg: ¿el pdte Obama liberó a Óscar López, Ud de igual manera liberará a Leopoldo López, pelo a pelo?, su respuesta como siempre: fue algo jocoso; una mentira jocosa; es decir, el Síndrome de Ganser. Este es un trastorno mental, clasificado dentro los trastornos disociativos; quien lo sufre se caracteriza por responder a las preguntas de una manera llamativa, aproximada, sin sentido o evidentemente errónea. Pero, quien mejor define al engendro y a sus mentiras es el poema del poeta chileno Pablo Carvalal, se llama ´´soy un mentiroso´´ y dice así:
Soy un mentiroso
un mentiroso cuando pavoneado
asevero que no tengo miedo,
que no huyo,
que no corro.
Soy un mentiroso,
cuando con la sangre helada
pregono la valentía más falaz,
más absurda,
más maldita.
La mentira, ese pedazo de verdad
oculto entre neblinas ambiguas;
ese trozo de certeza metido
entre las bolsas de una inicua duda,
me envenena a tal punto, que embelesado
me miro al espejo sin reconocerme.
Por eso soy mentiroso,
mentiroso cuando caminando erguido
entre sombras y penumbras
me creo poseedor de una luz
o el fin de una luciérnaga.
Soy un mentiroso,
porque me ato al cepo de la indiferencia
más que al de la valentía,´
porque me vendo los ojos con ignorancia
más que con osadía,
porque prefiero la displicencia y la costumbre
antes que llenarme de aventura,
y embarrarme –Dios me libre- de sorpresa.
Soy un mentiroso,
porque proclamo consejos de mi alma,
porque soy cobarde,
porque tirito al ver la muerte,
a la soledad,
al silencio.
DC / Prof. Marlon S Jiménez García / Profesor Universitario / Marjimgar54@hotmail.com