No, no es una escena de una película de terror, y Anatoly Moskvin no es un personaje extraído de una grotesca novela oscura, aunque en su época universitaria, este historiador y lingüista ruso, destacó por su capacidad para memorizar biografías. Además de hablar ruso, alemás, español, japonés y latín, este intelectual tenía una fijación especial por la cultura celta, rituales, ocultismos y muerte. Vaya características tan especiales, ¿no?
Su primer empleo fue como traductor de textos en el Instituto de Lenguas Extranjeras de la Universidad Estatal de Moscú. Después inició su carrera como periodista, en revistas y diarios de circulación nacional y regional en Niznhy Novgorod. En 2005, tuvo la oportunidad de colaborar con el reconocido profesor Oleg Riabov, en una investigación sobre las causas de muerte más comunes en los cementerios de la región.
Moskvin recorrió más de 752 cementerios, almacenando datos, guardando nombres y causas de muerte, incluso pasaba noches en vela, andando entre tumbas y callejones aledaños a los cementerios, lo que llamó la atención de los policías, quienes le siguieron los pasos, pero no encontraron nada. Seis años después, familiares de Anatoly fueron a su casa a visitarlo y se dieron cuenta que algo no andaba bien. El hombre tenía prisa en poner bajo llave algunas habitaciones de donde salía un olor fétido que llenaba toda la casa por las noches, y movimientos extraños que no paraban hasta que amanecía.
Autoridades recibieron una denuncia en contra de Moskvin, por tener supuestos nexos con la desaparición de decenas de cadáveres que habían sido desenterrados de los panteones municipales, por lo que reabrieron el archivo de 2005. Todo apuntaba a que Moskvin era el autor de esas desapariciones, donde el modus operandi siempre era el mismo, robaban cadáveres del sexo femenino, recién enterrados y de edades entre las más pequeñas hasta los 13 años de edad.
Hasta que el 2 noviembre de 2011, las sospechas se corroboraron, cuando la policía entró a la vivienda de Anatoly, y se encontró con una macabra sorpresa al ver a varias muñecas de distintos tamaños, usando vestidos de fiesta, maquilladas y reunidas todas en la sala. Mientras que en otra habitación, acondicionada como taller, había cuerpos desnudos que estaban preparándose para ser parte de la reunión que se llevaba a cabo en la sala.
Al observar más de cerca aquellos cuerpos, la policía se dio cuenta, que eran los de las niñas que habían sido desenterrados de los cementerios, momificados y vestidos. De inmediato, Moskvin fue detenido y tras pasar por diferentes exámenes psicológicos, se determinó que no podía pasar por un proceso legal y se ordenó su encierro en una clínica psiquiátrica.
Después de tomar su declaración e investigar más a profundidad en su computadora, se comprobó que sus conocimientos en la cultura celta influyeron para que cometiera tales fechorías. También, a través de estudios forenses, se supo que el historiador no abusó sexualmente de los cadáveres, incluso él mismo dijo que las cuidaba como si estuvieran vivas, sentándolas a comer, viendo televisión con ellas y platicando sobre su día a día. Según Moskvin, los cuerpos le pedían ayuda para salir de su entierro y volver al mundo de los vivos.
Cómo de película, ¿no? ¡Insólito universo!
DC|Planetasmart