Es el “escorpión y la rana” una fábula de origen desconocido, aunque generalmente atribuida a Esopo que nos orienta sabiamente ante un `país carente de respuestas. En ella, un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiendo no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndole a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula ¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos, ante lo que el escorpión responde: «no he tenido elección, es mi naturaleza».
La moraleja de la historia suele ser considerada en general de la manera siguiente: “no trates de engañarte con alguien creyendo que eso puede ser igual que tú; hay personas que sacaran su maldad sin importarles las consecuencias de sus actos, ni dañarse incluso a sí mismos”. Nuestra realidad venezolana se enmarca en esta anécdota tal cual como ella misma se define; un gobierno de naturaleza Castro/comunista, que ya conocemos, nunca lograra vencer su naturaleza, lo cual nos hace pensar, que se ha hecho mal o que se está haciendo mal.
El Cardenal Jorge Urosa, afirma que el Gobierno se burlo del Vaticano, la MUD afirma que no cumple lo pautado, ni el dialogo y menos Maduro; la disidencia acertadamente expone las condiciones que imposibilitan los acuerdos en semejantes condiciones: un gobierno cuya naturaleza es no cumplir y traicionar lo pautado, una MUD que nos ha secuestrado una representación que no tiene y menos pensar que solo ella pueda superar los esfuerzos que hacen falta.
A la par de estas “locuras” premeditadas, un pueblo que busca en la basura que comer, medicamentos para una salud precaria y miles de esfuerzos para lograr obtener dinero capaz de resolverle el día a día, pega en la moral del ciudadano. Bajo este contexto y sin muchas esperanza de cohesionar una unidad coherente y colmada de un espíritu de nación; estamos en Venezuela viviendo una desesperanza establecida.
Es entonces que una disidencia colmada de fe y de demócratas, afirman la búsqueda de una tercera vía, alejada de tal berenjenal. Esta, no de naturaleza extremista, violenta y fuera del contexto de principios y valores morales. Unas clases medias, profesionales preparados, unos legionarios de verdad y con una valentía que no se ocultan a tras de un cargo público; logran impactar con vigor la quebrantada moral nacional y así, autodenominarse ciudadanos proactivos.
Llamando a una unidad con lógica y razonada “bandera” por Venezuela, una organización que robustezca y refirme la voluntad y una serie de estrategias compartidas por todos que logren ofrecer la dirección debida, podremos darle fin a este marasmo de maldad, como así sucediera en Chile, Berlín con el Muro y con Gandhi en la India. Relancemos a Venezuela, pues nos toca. Esta generación e hijos de una democracia floreciente debemos asumir con valentía el reto de otros tiempos. Todos nos hacemos falta, inclusive los amigos buenos de la MUD.
DC / Dr. José Pons B / @joseponsb / Movimientos de Ascenso Social / MAS